El trompetista Hakan Hardenberger, en Valladolid. Carlos Espeso

El virtuoso que abre camino a la trompeta en las salas de conciertos

Hakan Hardenberger, que lleva cuatro décadas ampliando el repertorio de su instrumento, toca 'Aerial', el concierto que Gruber compuso para él, con la Sinfónica de Castilla y León

Victoria M. Niño

Valladolid

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 09:34

Tiene amigos en Valencia, lo propio de un músico de viento. Para ellos va el primer recuerdo de Hakan Handerberger, el trompetista sueco que toca esta semana con la Sinfónica de Castilla y León (OSCyL). Interpretará uno de las decenas de conciertos que ha estrenado, ... la mayor parte escritos para él. 'Aerial', de HK Gruber, lo ha hecho varias veces en España pero esta será la primera vez con una orquesta española.

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Handerberger (Malmö, 1961) ha «empeñado» su vida en «ampliar el repertorio de la trompeta», en que salga del fondo de la orquesta y se convierta en solista de la música sinfónica y en versátil sonido, en la camerística. Grabó los conciertos clásicos más conocidos, el de Haydn y el de Hummel, aunque siente que «es mejor tocarlos con orquesta de cámara». De ahí su anhelo por lograr más partituras. «Los trompetistas no tenemos un 'brahms' ni un 'beethoven', no hay nada para nosotros en el repertorio romántico». Por otra parte eso puede ser una ventaja para los compositores contemporáneos, «no sienten el peso de esos gigantes sobre sus hombros y son más libres a la hora de crear nueva música».

'Aerial' es un concierto que escribió Gruber con la colaboración del trompetista. «He tenido de todo en mi relación con los compositores, algunos te preguntan, otros te dan al partitura terminada; a unos les busco yo, otros me buscan a mí. 'Aerial' lo habré tocado más de cien veces, con la Filarmónica de Berlín, la Sinfónica de Londres, la de Nueva York...», rememora antes de advertir que puede estar hablando de él durante una hora.

3º concierto de abono

  • Orquesta Sinfónica de Castilla y León, dirige Fabien Gabel. Trompeta, Hakan Hardenberger.

    Programa. 'Pelléas et Mélisande', de Fauré; 'Aerial', de HK Gruber; 'Danza de los siete velos', R. Strauss; 'La Tregédie de Salomé', de Florent Schmitt.
    uMiércoles y jueves. Auditorio Miguel Delibes, 19:30 h. Entradas de 10 a 30 euros.

Sabe que la música contemporánea no es la favorita en el mundo clásico, «ni del público ni de los músicos. Todos quieren oír y tocar a Mahler, a Shostakovich. Eso no pasa en el arte contemporáneo, por ejemplo. En la música nos gusta sentir que la reconocemos, eso nos hace sentir como en casa, nos provoca la sensación de creer que la entendemos porque la reconocemos». Apesar de todo no espera que guste a todo el mundo «pero sí que despierte curiosidad».

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El concierto del compositor austriaco, enmarcado en la Tercera Escuela Vienesa, tiene dos movimientos. Uno primero titulado con un verso de Emily Dickinson, «Done with te compass-Done with the Chart!», –que «viene a decir que tires la brújula y te dejes llevar»– y el segundo 'Gone dancing'. «Las dos son visiones aéreas. En la primera me preguntó Gruber que cómo imaginaba el sonido de un cielo nórdico», y Hakan eligió un cuerno (de vaca), hendido con tres agujeros.

En el primer movimiento «busco mi voz y lo hago a través del canto, de la trompeta, de la trompeta piccolo y del cuerno». Para él es un «comienzo extremadamente bonito. Toco una nota y canto otra, creo unos coros. Gruber buscaba el sonido de soplar una hierba, de una música primitiva con una base natural y sencilla. Luego toco una quinta que se va templando con las armonías de la cuerda. Mi sonido es fijo en un largo glisando que recuerda a una canción lenta de jazz. Tambien en un parte cambio el sonido de la trompeta, desmontándola y retirando una pieza con lo que el aire sale por el lateral, no por la campana. Son unos sonidos vacíos».

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El virtuoso no pierde de vista el 'reconocer' anhelado por el melómano y anima a escuchar con atención para descubrir en el concierto «esas tonalidades suspendidas de Wagner y Mahler. Gruber es tonal, su música está enraizada en la tradición vienesa. También es muy rítmica y se reconocen partes bailables de 'West Side Story' o el folk balcánico», dice hablando ya del segundo movimiento. «Parte de un anciano y un niño que ven la Tierra desde fuera, desde el espacio y solo ven gente alocada bailando. Quizá eso es lo que esté sucediendo, quizá eso es lo que somos. Así que hay mucho que reconocer siempre que se tenga abierta la oreja».

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