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Jorge Guillén es el violinista rebelde, el alma de Strad, que este viernes ofrece en el Teatro Carrión (20 horas) un espectáculo bastante peculiar 'Mundos opuestos', en el que se rinde un homenaje, desde el espíritu rock, a esos mayores que han sido especialmente golpeados ... por la pandemia. «Me gusta fusionar todo tipo de estilos, aunque en nuestros espectáculos hay un 50% de rock, un 20% de flamenco y luego otros estilos», explica.
Eso se traduce en un repertorio de lo más ecléctico, que tan pronto incluye canciones de Frank Sinatra o Mecano u otras de AC/DC y Led Zeppelin. Una combinación de estilos y ritmos que se refleja en esos 'Mundos opuestos' que dan título al espectáculo.
Aunque surgido hace sólo tres años, Strad es ya un grupo con una trayectoria consolidada. «En este tiempo hemos hecho 300 conciertos y eso que nos ha pillado la pandemia», asegura.
La idea del espectáculo surgió de una circunstancia personal. «Mi abuelo, que había sido todo un maestro para mí, y que fue quien me enseñó a tocar el violín, falleció en el inicio de la pandemia. Me pareció que le debía un homenaje que hago extensivo a toda esa generación», afirma Guillén. Con este objetivo, el concierto incorpora canciones de su época, pero interpretadas desde el estilo del grupo. «Mis abuelos estarán presentes en el espectáculo, pues sus voces aparecen mezcladas con nuestra música». Y además han incorporado a la escenografía unas bolas aéreas que simbolizan a los que ya no están. Las bolas realizan figuras en el aire con la intención de hacer presentes a los ausentes. «Mi abuelo no querría un homenaje triste», asegura el violinista.
Guillén se inició en el violín clásico a muy temprana edad, de modo que a los 12 años ya había completado sus estudios y se fue a Dublín para perfeccionar su formación. A los 14 tocaba ya en la Orquesta de Cámara de Roma, y en torno a los 18 años entró en el Teatro Real, donde ha sido concertino. Pero el espíritu del rock se cruzó por su camino y la infección resultó inevitable. Hasta el punto de abandonar su plaza en el Real para lanzarse a una aventura diferente. Comenzó a colaborar con Extremoduro, Chambao, Los Secretos y, sobre todo, Ara Malikian. «Hemos hechos unos 2.000 conciertos juntos», asegura. «Ha sido mi maestro y de él he aprendido mucho». Guillén le reconoce el mérito de haber abierto el terreno de juego del violín a otro tipo de músicas ajenas a lo clásico. «Esto ya se hacía en otros países, pero en España no, de modo que los violinistas españoles le debemos mucho», afirma el alma de Strad.
«Malikian tira más hacia sus raíces y las sonoridades árabes siempre aparecen en su música. Yo me siento más identificado con el flamenco y con el rock, pero también incorporamos temas de jazz, clásico y otros estilos diferentes», asegura.
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