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El escenario de la sala sinfónica del auditorio Miguel Delibes recobra hoy la vida. La Orquesta Sinfónica de Castilla y León vuelve a habitarlo en un inicio de temporada atípico. Comienza una programación de supervivencia delineada hasta finales de otoño, adaptada a las ... circunstancias, con una plantilla corta, muchos huecos en el patio de butacas y doblada la oferta de fechas para el público, de dos a cuatro cada programa. Por otra parte, la OSCyL retoma su actividad sin director titular ni director técnico, tras la vuelta del último, Jordi Gimeno, a su silla entre los violines.
Víctor Pablo Pérez estrena el podio de este trimestre con un «programa acorde a los momentos que vivimos y a las dificultades de aforo», explica el burgalés. «Hace casi un siglo, en 1918 tras la Primera Guerra Mundial, compositores como Schoenberg, Berg o Mahler crean la Sociedad de Interpretaciones Musicales Privadas para hacer música, para estrenar sus obras, para mostrar en pequeño formato obras del gran repertorio en un momento en el que los teatros están en ruinas y las orquestas masacradas. Hoy la historia se repite como en aquel 1918, vivimos con mascarillas, dificultades, separación social, gel, ventilación». De ahí que se haya optado «por recurrir al sinfonismo en versión reducida». La 'Sinfonía nº1' de Mahler sonará en un arreglo para orquesta de cámara que firma el especialista Iain Farrington. «La plantilla orquestal de esta versión puede ir de 19 hasta casi 40 músicos».
El director titular de la Orquesta y Coros de la Comunidad de Madrid (ORCAM) recuerda que «hay muchas obras reducidas, de Mahler, Bruckner, Brahms, hasta un 'Réquiem' de Mozart o una 'Novena' de Beethoven para cuarteto y sin coro. Hay que tener imaginación para seguir mostrando el gran sinfonismo. Esto es solo una perturbación en nuestra vida, nos impresiona porque lo tenemos encima pero dentro de cinco años lo veremos distinto». Aunque mientras convivimos con situaciones como la del Teatro Real. «Madrid vive un momento delicado y el confinamiento ha abundado en algo que ya existía, la separación de clases tal como se visualizó en las imágenes del Real, había más gente en el gallinero que en el patio de butacas. Luego vivimos contradicciones como que se restringe o cancela un concierto de clásica, donde la gente va con su mascarilla, está sentada y puede cumplir todas las medidas, y aviones y trenes van llenos. Debe corregirse eso».
La última vez que dirigió a la OSCyLfue hace ocho años. Víctor Pablo se reencuentra con una orquesta «que está en un gran momento, se nota el trabajo con directores como López Cobos, Bysckov, Inbal, Petrenko. Tiene una madurez sensacional, es una orquesta homologable a las centroeuropeas. Yo solo conozco tres así en España; esta, la de Galicia y la de Les Arts de Valencia».
El director cumple 40 años ininterrumpidos como director titular. «Viví la construcción de la Orquesta de Tenerife y después la de Galicia, con quince años compartidos entre las dos. La primera fue laboriosa, pero la de Galicia la abordé con más garantías. Es la vida que me ha tocado pero estoy orgulloso de verlas ahora al nivel que están. La de La Coruña fue el empeño de un alcalde, Paco Vázquez, y se consiguió y se consolidó con giras internacionales. Creo que es lo que hay que plantear aquí». Para quien también estuvo al frente de la de Asturias, la OSCyL «es el Vega Sicilia de la cultura castellanoleonesa, al mismo nivel de excelencia que ese vino. Hay que mostrarlo fuera de España porque tendrá un retorno sensacional de imagen para la comunidad autónoma y hará que la gente se sienta orgullosa de su orquesta. No me refiero solo a los melómanos, sino también a los que no van a conciertos. La verían necesaria, imprescindible».
Pérez recuerda que «esto que vivimos es un paréntesis, pasará en uno o dos años. Y este es el tiempo de planificar el futuro, de pensar en giras, en proyectos, que necesitan dos o tres años de anticipación».
Su contrato con la ORCAM termina en agosto del próximo año. «Estoy abierto a lo que pueda pasar, pero puedo vivir perfectamente como director invitado. Cuarenta años de titular es mucho esfuerzo». Sobre una hipotética titularidad de la OSCyL responde que «por qué no, siempre que se den las circunstancias. Para hacerse cargo de una orquesta hay que tener conjunción con el gestor, con el director técnico. Si existe ese entendimiento, todo será fácil».
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