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En su novela 'Manhattan Transfer', el escritor norteamericano John Dos Passos construyó una de las novelas poliédricas y corales más conseguidas de la narrativa contemporánea estadounidense. En su particular construcción, la obra abarca varias décadas de la vida cotidiana de Nueva York culminando en la ... bulliciosa era del Jazz de los años veinte. Con esa vocación se creó en 1969 The Manhattan Transfer, banda de jazz a cuya segunda etapa pertenece Janis Siegel, protagonista ayer del Universijazz, quien concluyó la XXII edición con, uno podría esperar, la aparente voluntad de encapsular aquella energía, aquella música y, por extensión, aquel 'joie de vivre' de hace cien años.
La hazaña, una vez más desarrollada en el Colegio San José, demostró una vez más lo impredecible que puede ser el jazz. Y es que en lugar de tratar de revivir, un siglo después, aquellos felices años veinte, el concierto decidió homenajearse a sí mismo y a su certamen regresando a Brasil, donde arrancó hace unos días con los conciertos de Paquito D'Rivera e Irakere Masters. Así, el espectáculo comenzó con una bossa nova que permitiría por primera vez (que no última) el lucimiento del pianista Miguel Nuñez, sin duda el mejor de toda la velada. Por su parte, Siegel apenas dejaba entrever sus ecos estadounidenses, camuflados en versos brasileirinhos que evocaban, por más de un sentido, al mítico debut de Astrud Gilberto en 'La chica de Ipanema'.
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Fiel a sí misma, la siguiente canción, 'Photograph', también se basaba en una letra escrita, como aquel legendario tema de Stan Getz, por Antônio Carlos Jobim. Fue ocasión para que Nanni Assis aportase su melosa voz en el esperable acompañamiento vocal masculino típico de estos temas. No fue el único Assis que brilló en la noche del viernes sobre el escenario: su hijo Dani tuvo la oportunidad de demostrar por qué fue el ganador, el pasado año, del concurso de jazz vocal Ella Fitzgerald, con un duelo impresionante de scat frente a Siegel y orgulloso heredero de las mejores piezas de la autora de 'It don't mean a thing (if it ain't got that swing)', 'Blue moon' o 'How high the moon'.
Para el siguiente tema, Assis padre consiguió meterse al público en el bolsillo con un sencillo estribillo tarareado y un pegadizo riff de guitarra, muy bien acompañado por el piano de Núñez y el bajo del cubano Ernesto Hermida. El tema fue un éxito, apenas desdibujado por una indisposición médica que implicó en las gradas la rápida asistencia sanitaria a una mujer mayor.
Assis hijo encaró justo después, muy oportunamente, 'Spain' de Chick Corea, luciendo tanto sus alardes vocales como su ritmo cubano corporal, en un baile increíblemente armónico que arrancó el sorprendido aplauso del público del Universijazz. Envalentonado, el cantante continuó conquistando el escenario, esta vez afrontando un tema propio, el apacible 'Lua'.
A estas alturas del concierto Siegel, como si se encontrase en 'Manhattan Transfer' (la novela), había optado por difuminar su propio protagonismo y formar parte de modo coral del resto del conjunto. La estadounidense decidió volver a medirse fuerzas con Assis, esta vez en la técnica del vocalese, menos improvisada que el scat pero igual de enérgica y efectiva, desfilando sendas voces sobre los acordes jazzísticos de los instrumentos acompañantes. Cómoda en la técnica perfeccionada por su maestro Jon Hendricks, Siegel la atacó de nuevo, esta vez en solitario, navegando sus alardes cantores sobre el tema 'Barbados' de Charlie Parker.
Tras un interludio a dúo con el bajista Hermida, Siegel se atrevió con el bolero en español 'Dos gardenias', que a pesar de deslizar ciertas erres vibrantes en fonemas simples, recibió el aprobado general de la concurrencia. El bolero dio paso a la samba con uno de los temas más emblemáticos de João Gilberto; 'So danço samba', en la que volvieron a relucir el scat y las melodiosas voces de la artista titular y de Dani Assis.
Para concluir la XXII edición del Universijazz, Siegel optó por 'Shaker Song', uno de los temas más populares de The Manhattan Transfer. En los bises, el conjunto acometió la políglota 'No tomorrow (Acaso)', perfecta síntesis de la simbiosis de jazz estadounidense y brasileña que empapó el concierto, y la edición, de este año.
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