Dicen los entendidos y amantes del flamenco, que nadie como él, interpretaba tan fielmente el cante melodioso y melismático del gran Pepe Marchena. De ahí, que a Manuel Panero, se le conozca por el apodo de 'Marchenita'. Él es uno de los grandes cantaores de ... flamenco que ha parido Valladolid y a sus 83 años y con un delicado estado de salud, este artista que ha consagrado toda su vida al cante, recibirá un merecido homenaje. Será el domingo 8 de enero, a las 20:00 horas en el Teatro Cervantes y lo han organizado sus amigos y discípulos a los que tanto ha hecho disfrutar con su potente y personal voz y todo su duende.
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Corría el año 1939 cuando nace Manuel Panero. Eran tiempos muy complicados para el país, sin embargo, él llegó para alegrar la vida a sus allegados y paisanos de Valladolid. Lleva el flamenco en el ADN. Su padre y maestro, Lucilo Panero era un grandísimo aficionado, que a buen seguro influyó en el pequeño Manuel, quien se fue impregnando de buenos cantes y charlas flamencas, lo que despertó en él un profundo interés por este arte. A buen seguro, desde bebé, su progenitor ya le arrullaba con las nanas de La Niña de los Peines, Manuel Torre, Manolo Caracol, el Niño de Marchena, Manuel Escacena y fenómenos musicales del plantel de la época.
Desde muy joven supo buscarse la vida y llevar un sueldo a casa. Siempre destacó por su afán de perfección, aunque también por su inquietud de buscar nuevos retos y horizontes, lo que hacía que siempre estuviera buscando un empleo mejor. Fue aprendiz de zapatero, trabajó en una tienda de luminosos, en una fábrica de refrescos, como auxiliar en el Servicio Nacional de Trigo, de encargado de personal en unos grandes almacenes y responsable de mantenimiento de una comunidad de vecinos. Trabajos, todos ellos, que compaginaba con su pasión, el flamenco.
Su primera actuación en público fue en 1956, cuando tenía tan sólo 17 años, en un circo que se montó en las Moreras. Aquellas fueron las primeras pesetas que le reportó su voz. Los siguientes bolos, vinieron rodados ya que dominaba casi todos los palos del flamenco. Todos sus ratos de ocio, Marchenita los pasaba rodeado de amigos y aficionados al cante, actuando e improvisando en las cantinas de la ciudad entre chato y chato. Este cantaor de la vieja escuela, acostumbraba a cantar 'a pelo' en las cantinas y luego en la calle, cuando éstas cerraban. Fue en aquella época cuando Panero se ganó su apodo de 'Marchenita', porque bordaba los fandangos, granaínas y malagueñas de su idolatrado Pepe Marchena. En aquellos encuentros en las tascas de Valladolid, solía juntarse con otros grandes aficionados, que también entonaban bien, como Pablo de Alba, los hermanos Sevilla o Celedonio de Vega «El Celes», padre de Manolo de Vega. «Una juerga flamenca es algo único. Pero solamente llegan a ella los aficionados cabales, los que les gusta de verdad el flamenco y son capaces de saber estar, saber beber y saber disfrutar durante horas entre buen cante y buen vino. En realidad, es el vino el que selecciona a los participantes en una buena fiesta», dijo en una entrevista para El Norte en el año 2003.
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En 1985, en plena efervescencia de estilos como el pop y el rock, surgió en Valladolid la Asociación Cultural de Arte Flamenco 'El Quejío'. Marchenita fue uno de sus´12 socios fundadores y también colaborador de primera línea, en todos los eventos que en ella se organizaron durante los siete años que estuvo en activo. Él nunca fallaba en las reuniones de socios y aficionados que celebraban en la taberna flamenca «La Acequia», lugar emblemático en Valladolid donde era habitual que muchos se arrancaran a cantar de forma espontánea junto a una frasca de vino.
Marchenita actualmente reside en La Cistérniga con su esposa Pilar y tiene una larga descendencia de 8 hijos. Ha formado parte de los más importantes carteles a nivel provincial de las últimas décadas, aunque desde hace unos años, por su edad, ya no se prodiga tanto y vive el flamenco de forma más personal. El punto álgido de su carrera artística tuvo lugar el 6 de abril de 1990, cuando Camarón de la Isla actuó acompañado de la guitarra de Tomatito, en el parqué del pabellón Huerta del Rey, en la que sería una de las últimas actuaciones del de San Fernando. Ese día, Manuel Panero 'Marchenita' tuvo el honor de ser su ilustre telonero. Aquella actuación le reportó grandes satisfacciones.
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El homenaje que este domingo le tienen preparado sus amigos Román Lara y Carlos Salgado Martín 'Castañeta', le hace especialmente ilusión. De hecho, se ha estado preparando para lucir su voz ante los espectadores. Su delicado estado de salud dirá si finalmente puede acudir a tan importante cita. En ella actuarán los alumnos de las escuelas de danza Arte Roji, con su profesora Ana Soto y los de la Academia Industria del Arte, con su profesora Sandra Sobrino. A la guitarra estará el veterano maestro Rafael Feliz, junto con Miguel Uña, Antonio Domínguez, José 'El Sevillano', Emilio Fernández y Óscar Vecino y pondrán su voz, destacados artistas como el medinense Pablo Lucas 'Lechuga', Emilio Salas, 'Castañeta', Faustino Dueñas, Luis González y Santi Borja, que actuarán de forma desinteresada. «Manuel Panero 'Marchenita' es un puntal importante en el flamenco vallisoletano. Se ha recorrido todos los pueblos de la provincia y también de Zamora y Salamanca. En todos los saraos del género, allí estaba él. Se merece este homenaje por los buenos ratos que pasamos en la taberna La Acequia, con mucha gente del mundo de la cultura y aficionados de la ciudad. Es uno de los grandes y consiguió que muchos tuviéramos verdadera devoción por el flamenco. Nos enseñó mucho», dice emocionado el cantaor Carlos 'Castañeta', discípulo de Marchenita y presidente de la peña flamenca 'La Seguidilla', una agrupación que le entregará una placa durante el homenaje. «Tiene una voz cálida, laína, igualita a la de Pepe Marchena y como es muy menudo, le apodaron 'Marchenita'. Actuó en circos, plazas de toros y en todos los ambientes de Valladolid. Ser telonero de Camarón de la Isla, fue para él un subidón enorme y le sirvió para ganarse el respeto de muchos. Es muy buena gente, un bohemio que siempre ha remado a favor del flamenco», concluye Román de Lara, amigo y compañero de la Asociación El Quejío.
•Teatro Cervantes
•Domingo 8 de enero, a las 20:00 horas
•Precio de la entrada: 10 euros
0,99€ primer mes
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