Wolfgang Zerer atiende el ejercicio de María José Lopera, delante del resto de los alumnos en el órgano de Santa María de Tordesillas. Carlos Espeso
Provincia de Valladolid

Turismo musical en la tierra del vino

Alumnos de toda España se citan en la IV Academia de Órgano y en los instrumentos históricos de La Seca, Tordesillas, Rueda y Nava del Rey

Victoria M. Niño

Valladolid

Viernes, 19 de agosto 2022, 00:19

Hay quien hace la maleta en agosto para tocar o escuchar órganos ibéricos como los que guardan muchos pueblos de Castilla. Son instrumentos históricos de apellido barroco caracterizados por su trompetería horizontal para los que se escribió un repertorio admirado en el resto del mundo ... que ha colocado la escuela española a la altura de la italiana, la alemana o la francesa. Conocedores de este atractivo los organistas Juan María Pedrero y Jorge García crearon, apoyados en el organero Joaquín Lois y la Asociación El Realejo de Tordesillas, la Academia Internacional de Órgano en Castilla. Este año celebra su cuarto curso que congrega a alumnos de Andalucía, Madrid, País Vasco y Castilla y León. Una surcoreana que estudia en Suiza canceló en el último momento.

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«El curso nace precedido del ciclo de conciertos Villa de Tordesillas que comenzó en 2011, tras la restauración del órgano de la iglesia de Santa María», explica Juan María Pedrero, zamorano que da clase en el Conservatorio de Granada. «El propósito es difundir el rico patrimonio instrumental de la zona, que tiene verdaderas joyas, crear cantera de intérpretes del órgano barroco ibérico y recuperar la improvisación histórica, un arte muy español que casi se pierde en el XIX».

Las clases se imparten en los órganos de San Pedro y Santa María de Tordesillas además de los instrumentos de La Seca, Rueda y Nava del Rey. «Son todos de la misma época pero cada uno tiene su peculiaridad». Dirigido a alumnos con al menos el nivel de estudios medios, muchos de ellos están terminando el ciclo superior. Llegan con un repertorio sugerido y estudiado. Cada año invitan a un organista de reconocido prestigio internacional que en esta ocasión es Wolfgang Zerer, especialista alemán que imparte clases en la Schola Cantorum de Basilea.

La novedad de la mañana es el fresco, casi frío, en una Tordesillas soleada. Tras el estudio individual a primera hora, es la jornada de las clases de Zerer en los dos órganos de Tordesillas. Primero en San Pedro, luego en Santa María. El órgano facturado por Urarte en 1716 suena a través de un millar de tubos, dos teclados, 13 registros para la mano izquierda y 14 para la derecha. Joaquín Lois lo recuperó en 2011 y devolvió el esplendor al mueble acabado en azul egipcio y dorado. Ante semejante mural se sienta María José Lopera. La alumna cordobesa se ofrece voluntaria en cuanto Zerer elige obra para comenzar. «He venido a aprender, a que me corrijan», dice la joven que ha terminado el ciclo superior de piano y el medio de órgano. «Aún no he elegido, tengo que saber más de estos».

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Silvio Salado es granadino aunque estudia en Holanda, en Groningen. «Cada país tiene su estilo de instrumentos, eso es lo bueno para los intérpretes, que te obliga a moverte y aprender. Allí toco repertorio barroco distinto y un poco romántico», cuenta quien vuelve a Tordesillas cada verano al curso y celebra con Lopera «el fresquito que hace aquí por la noche, se puede dormir».

Un trabajo prestigioso

Zerer les ha propuesto unas partituras, se para en contarles como se encontró la tocata de Froberger que se dispone a tocar Ría, otra alumna. Les hace sugerencias en las transiciones de cada interpretación. Viene de un país en el que ser organista litúrgico es un trabajo, con contrato y valoración profesional. «En España se perdió esa tradición a raíz de la desamortización», cuenta Jorge García. Como especialista en improvisación histórica subraya que «fuimos pioneros en la pedagogía de este arte y ahora lo intentamos recuperarlo».

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Ambos destacan el valor artístico de los instrumentos y su música más allá de la finalidad para la que nacieron, el culto religioso. «Miguel Ángel hace 'La Piedad' para una iglesia y nadie duda de que es una obra de arte más allá del tema. Los órganos tienen una sonoridad relacionada con la cultura y el lenguaje que se habla donde se construyen. Por eso suenan distintos». Los alumnos siguen estudiando, este viernes hay concierto de Zerer en Tordesillas y mañana, de los alumnos en la Catedral de Segovia.

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