Robe Iniesta, durante el concierto de 2021 en el Polideportivo Pisuerga. Rodrigo Jiménez

Las tres formas de leer a Robe/Extremoduro y entender su nuevo disco

'Se nos lleva el aire' recupera los temas clásicos de sus letras, el amor y el desamor, el sexo, las viejas obsesiones del placentino, presentes en sus versos y en su formación como artista

Antonio G. Encinas

Valladolid

Viernes, 15 de diciembre 2023, 20:44

Cuando Robe Iniesta compareció, sorprendentemente, en el acto en el que le entregaron la Medalla de Extremadura, aprovechó para pedir a las autoridades más locales de ensayo para bandas musicales, pero también más espacios para talleres de pintura, de escultura… Y de escritura. Este 15 ... de diciembre publica su cuarto disco como Robe, 'Se nos lleva el aire', y vuelven a aparecer en sus letras los retazos literarios que le han encumbrado. Literatura y Robe Iniesta son expresiones inseparables. Y hay tres formas de leerlos a él y a su música.

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    Lo que otros escriben de él

La primera es a través de los ojos de otros. Dos libros recopilan la trayectoria completa de Robe Iniesta y Extremoduro desde sus inicios hasta Mayéutica (además de alguno ya descatalogado y complicado de encontrar de segunda mano). «Extremoduro. De Profundis» (Libros Cúpula, 2022), edición actualizada de Javier Menéndez Flores, es una obra densa, muy bien escrita y editada con esmero en tapa dura, que comienza con 130 páginas de análisis general de la obra del artista extremeño. Actualizado respecto a su primer lanzamiento en 2013, realiza después un recorrido exhaustivo por cada uno de los discos que componen la trayectoria de Extremoduro y Robe. Cuenta con testimonios de los músicos, incluidos los propios Robe Iniesta e Iñaki Antón 'Uoho'. Incorpora, de hecho, entrevistas realizadas por el autor a Robe y a Uoho a lo largo de los años.

Los tres libros citados, publicados entre 2022 (reedición de 'De Profundis') y 2023. A. G. E.

Jesús Casañas publicó este mismo año 'Extremoduro. Talento innato' (Alianza Editorial, 2023), otro tocho biográfico «no autorizado», dice en la portada, y más completo y original conforme avanzan los álbumes que analiza. En parte también porque, como admite el autor, tuvo que recurrir a lo ya publicado, una biografía iniciática y prematura de Iñaki Fernández en 1998 y la primera edición del 'De Profundis', para empaparse de documentación. Pero algún hallazgo hay entre sus páginas, que además culminan con los enlaces en código QR a una playlist comentada en Spotify con 60 canciones de Extremoduro, de Robe y de Uoho en su carrera en solitario o con otros grupos.

Y aún hay un tercer libro que trata de explicar un portentoso ejemplo de cooperación musical, el álbum que lanzaron Fito Cabrales (Platero y Tú, Fito y Fitipaldis), Robe Iniesta, Iñaki Antón (Extremoduro y, antes, Platero y Tú) y el poeta Manolo Chinato. 'Poesía básica. Extrechinato y tú ensancha el alma', de Javier M. Alcaraz (Efe Eme, 2023). Esta es la historia de un disco. Un proyecto que también tiene su espacio en las otras dos biografías, pero que aquí se enriquece de un modo excepcional al poner el foco, primero, en el poeta Chinato. Y después en el proceso creativo que llevó los poemas del autor de 'Ama, ama, ama y ensancha el alma' a transfigurarse en canciones. Cada una de las diez piezas que componen este único disco de 'Extrechinato y tú' es analizada, además, concienzudamente en uno de los capítulos del volumen.

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    Lo que él escribió (en verso y prosa)

A Robe Iniesta también se le lee a través de las canciones. En esas letras que componen un acervo ya conocido de imágenes y metáforas. El sol, la primavera, la luna. Sus bragas negras. Vuelven los grandes temas. El que más, el amor (y el sexo, claro). «No quedan sombras del pasado desde que te has acercado, ahora todo es claridad», cantaba en Mayéutica. Y en 'Nada que perder' busca esa misma sensación, ahora desaparecida. «La claridad perdida busco en medio de esta oscuridad».

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Porque ese es el doloroso contrapunto: la falta de amor. En 'Por ser un pervertido' le provoca desorientación. «Ahora puedo asegurar que estoy perdido. Perdido estoy sin ti». Y ahora en 'El hombre pájaro' la ausencia de ella le causa liviandad: «Necesito que vengas tú para sujetarme, necesito que vengas, que se me lleva el aire».

No renuncia, claro, a intercalar la vulgaridad cuando lo considera conveniente. «Juré no perder nunca la cabeza. No lo he cumplido, ten la certeza. Lo llevo escrito en mi naturaleza: soy solo un hombre, los huevos pesan» ('Viajando por el interior'). Aunque en este caso era evidente que lo de mantener la cabeza en su sitio no iba a ser un juramento con mucho futuro. Ya lo cantaba en 'Después de la catarsis': «He perdido la cabeza, y la he perdido tantas veces, que perdí la cuenta».

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También está el reinicio. El volver a empezar. Generalmente después de encontrar a alguien, como en 'Después de la catarsis'. «Empiezo ya a sentirme mejor, puede que el mundo apareciera distinto», canta en 'El poder del arte'. «Siento que me estremezco. Será que culpa del amor todo me sale diferente», recitaba entonces. «Amor, aquí ya no nos queda nada, vámonos», arenga ahora con 'Ininteligible', una de las tres canciones del nuevo disco que ya se habían podido escuchar, junto a 'Nada que perder' y 'A la orilla del río'.

Advierte Spotify, que es tan puritano como cualquier plataforma de los nuevos tiempos, que en 'El poder del arte' hay 'E'. Contenido explícito, vaya. Lo curioso es que solo le adjudica estos dos rombos modernos sacados de la tele en blanco y negro a cuatro canciones. Igual es porque dice «demasiada droga hasta para mí». O porque, con pausa dramática incluida, inicia el tema así: «Me he quedado atrapado en el puto pasado y no puedo salir».

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La novela de Robe Iniesta 'El viaje íntimo de la locura', editada en 2009. A. G. E.

Pero además de tanto verso Robe Iniesta hizo una incursión literaria en forma de novela, 'El viaje íntimo de la locura' (BNCA, 2009). Una historia sobre la transformación personal de un protagonista que parte de las antípodas de Robe, puesto que don Severino es un notario abocado a la rutina. Algo que no sorprende es su confesión, recogida por Javier Menéndez, de que había tratado de «cuidar mucho el lenguaje», para que fuera «bonito y sonoro». Tanto lo cuidó, cuenta el biógrafo, que volvió a las aulas para reforzar sus conocimientos de gramática antes de ponerse a la tarea. Por contextualizar: venía de crear 'Yo, minoría absoluta' y se encaminaba a 'La ley innata', una de sus obras maestras.

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    Lo que escribieron sus inspiradores

Robe Iniesta cierra los conciertos con 'Ama, ama, ama y ensancha el alma', el poema de Manolo Chinato, y no es casual. La poesía está presente en sus trabajos desde el primer Extremoduro. «Sucede que me canso de ser hombre», escribió Pablo Neruda. «Sucede que me canso de mis pies y mis uñas», seguía el chileno, y Robe se cansaba de su «piel» y su «cara» antes del giro 'extremo'. «Sucede que se me ha alegrado el día, coño, al ver al sol secándose, en tu ventana, tus bragas».

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Aparece la poesía de Miguel Hernández en 'Prometeo' –«no me levanto ni me acuesto día que malvado cien veces no haya sido»-, se cita a Antonio Machado en 'Buscando una luna' –«llanuras bélicas y páramos de asceta, no fue por estos campos el bíblico jardín»-, y se intercalan líneas de García Lorca en 'Puta'.

Pero Robe Iniesta se deja inspirar, especialmente, por poetas menos conocidos por el gran público como el citado Manolo Chinato o el salmantino Marcos Ana (Fernando Macarro, 1920-2016). Sor Kampana o Santos Isidro son otros de los contribuidores al Estilo Robe. Aunque a todos ellos se les conoce bien por sus versos si has tarareado las letras del extremeño. Santos Isidro ('La mala gana'): «Para algunos la vida es galopar un camino empedrado de horas, minutos y segundos y yo, más humilde soy, y sólo quiero que la ola que surge del último suspiro de un segundo, me transporte mecido hasta el siguiente». (En 'Salir', Extremoduro). Marcos Ana: «Su herida golpead de vez en cuando. No dejadla jamás que cicatrice. Que arroje sangre fresca su dolor. Y eterno viva en su raíz el llanto». (En 'Te juzgarán solo por tus errores (yo no)', Extremoduro).

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El propio Robe explicaba en su web a quiénes correspondían los fragmentos que recitaba a modo de presentación de las canciones en su gira 'Ahora es cuando'. El listado incluye a Alejandro Jodorowsky, Fernando Aramburu, Rubén de la Cruz, Ben Clark, Bulgarcita Pingos, algún pedacito de Nietzsche, Luis Landero, Bertolt Bretch, Francisco Ortega Palomares. Y Chinato, claro. Y hasta Cicerón. El texto que sirve de portada a 'La ley innata'. Y que se traduce así: «En efecto existe, jueces, una ley no escrita, sino innata, la cual no hemos aprendido, heredado, leído sino que de la naturaleza hemos tomado, extraído, exprimido, para la que no hemos sido educados, sino hechos, y para la que no hemos sido instruidos, sino impregnados».

Con todo este bagaje literario se presenta de nuevo en sociedad Robe Iniesta. Con las mismas virtudes y, por supuesto, con los mismos posibles errores. «Me equivoco una y otra vez. Y te puedo asegurar que el paso de los años no impide que vuelva a tropezar» ('Nada que perder'). Aunque también con idéntica actitud acerca de lo que los demás piensen sobre él y sus circunstancias: le importa un bledo. «Lo he pasado bien, lo he pasado mal, me he sentido bien y me he sentido mal, pero volvería a hacerlo igual, arriesgarlo todo igual. Y volvería a ganar y volvería a perder. Volvería a volar y volvería a caer» ('Ininteligible').

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