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Aunque él reniega de la existencia de la famosa ruta, lo cierto es que es innegable que, durante los años 80 y primeros 90, Valencia fue un punto de destino internacional para la escena de baile y también para la música en directo exportada del ... underground europeo. Cuatro años después de sufrir un infarto y con 67 años a la espalda, Tony 'El Gitano' se salta su jubilación de las cabinas con esporádicas escapadas organizadas por amigos como el dj vallisoletano Juan Laforga. Ambos compartirán cabina este sábado en la sala Porta Caeli con la intención de revivir el espíritu de la legendaria sala Chocolate, que tantas noches avivó en los años dorados del underground valenciano. Dj, promotor y ahora escritor, Tony 'El Gitano' cuenta los excesos de sexo, drogas y rock and roll en su primer libro 'No es fácil ser Dios'.
–¿Cuánto hay de mito y de realidad en la ruta del bakalao?
–La 'movida valenciana' existió. Otra cosa es todo lo que se ha contado de la famosa ruta. No solo hubo 'movida' en Madrid, la hubo en Granada, el País Vasco, en Vigo y en toda España. Valencia se puso en el mapa internacional de la época porque nosotros fuimos directamente a Londres a contratar a grupos que allí ni conocían pero que a nosotros nos gustaban. Eran grupos del 'underground' que vivían como squaters y que flipaban con nuestro trato. Y sí, hubo drogas, hubo sexo y hubo rock and roll, por supuesto.
–¿Cómo dio con la fórmula para colocarse en el mapa internacional?
–Viajando por toda Europa. En París encontré el 'antidisco', que era pinchar en las discotecas música que no se ponía en las discotecas de entonces. Y así lo hicimos en Valencia pinchando punk, after-punk, psichobilly, etc… venían diferentes tribus pero nadie se daba de hostias. Primero comenzamos en Hiedra y después ya en la Chocolate para 2.000 personas. Mi equipo y yo hicimos un juramento dentro de la sala: «O nos sale bien o nos suicidamos dentro». Así, tipo secta. Por suerte, nos salió bien.
–¿Es cierto que tuvo que ponerle un 'chute' a Johnny Thunders para que siguiese con el show en Valencia? Aquí en la sala Hippo de Valladolid también fue sonada su actuación…
–Es cierto. Le dimos una 'speed bal' que es una mezcla de heroína y cocaína. Antes de tocar en Valencia, tocó en Madrid y el tío se metió un 'pico' en el escenario. Salió en todos los periódicos y te puedes imaginar cómo estaban las autoridades en Valencia antes de actuar. Tuve muchas presiones. Para colmo, durante la actuación de Valencia, Johnny Thunders se bajó del escenario diciendo que recibía descargas eléctricas del escenario y que suspendía la actuación. Le amenacé literalmente de muerte y le dimos ese 'speed ball'. El tío subió como un toro al escenario y lo dio todo. Actuaba con él Glenn Mattlock de Sex Pistols.
–¿Qué le llevó a escribir su primer libro 'No es fácil ser Dios'?
–Hace cuatro años me dio un infarto. Ahí es cuando decides lo de hacer algunas cosas ahora o nunca. Para mí era una obligación, ya que hay muchas mentiras en torno a la llamada ruta del bakalao. Yo lo llamo la ruta de la mentira… la mentira de dos señores que quieren seguir cobrando dinero de aquella historia. Ya estoy con mi segundo libro que se va a llamar 'Pasión, muerte y resurrección'. Llevaré libros a Valladolid por si alguien quiere hacerse con alguno firmado.
–¿Es cierto que organizó usted un concierto de Status Quo en Valladolid?
–Lo es. Fue en un polideportivo allá por los mediados años 80. No había ni 500 personas y recuerdo que el cantante se bajaba entre canción y canción a 'chutarse' oxigeno para tener más fuelle. 500 personas ¡como mucho!
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