Tennessee: «Somos fieles al amor, que es la chispa de la vida»
El grupo de doo-wop ofrecerá un concierto acústico e íntimo en el Teatro Zorrilla de Valladolid por sus 40 años de carrera
Han pasado 40 años desde que unos osados adolescentes que admiraban al 'rey del rock' decidieron cambiarse el nombre inicial del grupo -Elvis Boys- por ... el de Tennessee. Pero continúan entregados a la pasión que los llevó a la música: su devoción por los años 50 y sus sonidos. Y ahí siguen. Fieles a una época, a una estética, a unas melodías y al amor, por descontado, que es el gran tema de sus canciones, ahora como con 20 años. «Somos fieles a la llama del amor, que es la verdadera chispa de la vida», asegura Isidro Arenas, una de las voces del grupo que visitará el domingo el Teatro Zorrilla en sesión matinal, a las 12.30 horas.
Una fidelidad a Elvis, y a sus orígenes como grupo, que se materializó en 2017 en un primer disco de vuelta de los 'Elvis Boys', 'Always on my mind', y en otro el año pasado, 'Good rocking tonight', compuestos por versiones de su ídolo. Pero antes habían rendido homenaje al mundo de los años 50 con su adaptación al español del musical 'Grease', que también interpretaron en directo por teatros de España varios años.
«Todos mantenemos la pasión por los 50. La música de esa década nos encanta y no pasará de moda. Había una gran cantidad de artistas con talento. Pero también nos gusta su manera de vestir, las motos y los coches. Seguimos enamorados de todo eso». De hecho, el paso del tiempo no les ha hecho cambiar su indumentaria de rockers. «Vestimos igual, pero tenemos el pelo más blanco», bromea Arenas, a quien la polio, que le golpeó con tan sólo tres meses, nunca ha impedido profesar esa pasión por la vida que le caracteriza. «La polio ha vivido conmigo desde el principio. Antes tenía que usar muletas, y ahora silla de ruedas». Pero conserva las viejas ensoñaciones.
Y en coherencia con todo ello, su música bebe de aquellos estilos: desde el rockabilly con el que comenzaron, al doo-wop con el que más se les identifica, el pop melódico, o el rock `n` roll más básico y puro. «Pero tocamos todos los palos. También el country o el soul. E incluso hemos grabado nuestro repertorio con big band o con mariachis. En eso somos camaleónicos».
La evolución de los tiempos ha convertido casi en subversivas aquellas canciones inocentes de su adolescencia y juventud en las que unos chicos desesperados cortejaban una y otra vez a la amada que no les correspondía. «Antes piropear a una mujer era algo bonito que no ofendía a nadie y ahora puede ser causa de denuncia», comenta con sorpresa Arenas. Pero ellos -que ya están casados y con hijos- siguen apostando por el amor romántico, aunque ahora se haya convertido en motivo de sospecha. «Somos fieles a la llama del amor, que es la verdadera chispa de la vida. Hemos sido unos eternos enamorados. Y seguimos haciendo lo que nos gusta y lo que queremos. Fieles a un estilo desde el principio, que es una de las claves por las que seguimos aquí».
Y no fue fácil en los comienzos. Pese al éxito de grupos revival como 'Rocky Sharpe and the Replays', las compañías rechazaban las propuestas de Tennessee. «Nos decían que nuestro estilo estaba anticuado», recuerda Arenas. Un estilo que unos años después los llevaría a vender casi dos millones de discos y a convertirse en banda sonora sentimental de varias generaciones. En 1988 grabaron su adaptación al español de 'Ramalama ding dong', el éxito más celebrado de Rocky Sharpe, y lograron la hazaña de que su versión llegara a ser más conocida en España que la original. Y, de paso, cobrarse una cierta venganza sobre la ceguera de algunos ejecutivos de las disqueras de la época.
Te vi correr, uno de los éxitos icónicos de la banda.
Por el camino, alrededor de 40 discos con canciones como 'Te vi correr', 'Una noche en Malibú', 'Llueve en mi corazón', 'Siempre lucharé por tu amor', o la citada 'Rama Lama', que han acompañado a millones de personas. Una trayectoria extensa que será recorrida de forma prolija en Valladolid, empezando por su primer disco y llegando al último, sin olvidar sus canciones más célebres. Y que incluirá algunos temas a capella, que son un clásico ineludible de todos sus conciertos.
«Por las restricciones a que obliga la pandemia, hemos optado por ofrecer en Valladolid un recital acústico, que será más íntimo», explica Isidro Arenas. Al escenario del Zorrilla se subirán los tres miembros actuales del grupo (Roberto Gil, Amancio Jiménez e Isidro Arenas) con el apoyo de un cuarto músico y sin batería. Y aunque a ellos les guastaría que su público pudiera levantarse de las butacas y ponerse a bailar, eso ahora no es posible. Lo que no mitiga las ganas de volver a la carretera a cantar sus canciones eternamente juveniles.
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