Temes: «Estrenar y grabar es fijar el patrimonio sonoro, tan importante como una catedral»

Optimista por naturaleza, el podio le resarce de los sinsabores de despachos y búsqueda de patrocinadores. «Dirigir lo hace cualquiera, lo difícil es encontrar patrocinadores», asevera quien no se cansa de «hacer dossiers» y presentar proyectos a todo tipo de instituciones. «Para grabar la 'Selene' de Tomás Marco, fueron veintitantas oficinas para no conseguir nada», por ejemplo.

Aunque no le gusta pararse en la queja, no deja de sorprenderle «tener que pegarte con instituciones cuya razón de ser es la defensa del patrimonio y la cultura». Y el extremo cómico de su recorrido tuvo lugar el pasado mayo. «La Comunidad de Madrid me sancionó por trabajar gratis, por engordar un presupuesto público. Presenté un presupuesto en el que se incluía una cantidad testimonial por dirigir –1.000 euros– y otra para los cantantes –800 euros–. Al final decidimos no cobrar y ese dinero ponerlo en la producción del disco. Nos sancionaron por cambiar las cifras», recuerda.

Los sinsabores administrativos los salva con su cruzada de «estrenar y grabar el patrimonio sonoro, que es igual de importante que las catedrales». Y que comenzó cuando «Cristóbal Halffter, que podía ser mi padre, me da una obra suya, 'Tiento y batalla', para estrenarla cuando yo tenía veintitantos años. Empiezas haciendo cosas que no sabes a dónde te llevan, cuando eres joven no tienes perspectiva».

Cuatro décadas después sigue convencido de que los compositores nacionales, la producción propia, debe ser escuchada y conocida, «tanto la de Ramón Garay, un maestro de capilla del XVIII,como la de Luis de Pablo, que cumple 90 años el día 28. Desde que una música se hace sonar es patrimonio. Estrenar y grabar es hacer patrimonio».

José Luis Temes considera que «el disco no ha muerto. Se graban más cds ahora que hace veinte años. Pero hay un matiz, el disco que sobrevive es el monográfico», aclara el autor de libros como 'El siglo de la Zarzuela'(Siruela). Por eso el número cien se sale de su constante, «mejor si pueden ser integrales», y es la suma de tres obras, recorridas por un afán de trascendencia espiritual.

«El punto de partida fue 'Benedicta', de Arturo Dúo Vital, un encargo para celebrar la inauguración del Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu. Y, como pasa en España, se estrenó el templo pero no la obra, el compositor se murió sin oírla. Se estrenó en 2019, la hice con la Joven Orquesta de Cantabria precisamente en el lugar para el que fue compuesta. También con ellos hicimos 'Escorial', de Tomás Marco, otra obra en torno al Monasterio, y se completa con los 'Cantos de Ziryab', de Lanchares, en la línea espiritual». Además dirigió a esta sinfónica en su concierto dentro del Festival Internacional de Santander.

En este tiempo como exhumador de partituras ha visto cómo ha evolucionado el panorama musical nacional. «En los noventa se hizo muchísimo en la música española. Se crearon orquestas, auditorios y festivales. Hubo un progreso asombroso, pero desde entonces hasta ahora no hemos parado de regresar. En general, vivimos de aquella inercia».

Proyecto LUZ

Temes se confiesa mozartiano y beethoveniano, «pero no se puede tener 28 sinfónicas dedicadas ' solo' al clasicismo alemán aunque sea de una belleza difícilmente superable. Hay 54 semanas al año». Mira con escepticismo, pasado el tiempo de la indignación, que «una señora presenta en un festival a la estupenda Filarmónica de Berlín con Rattle a la cabeza y se lleve a Alemania un cheque de 320.000 euros. Creo que ni esa gestora ni la dirección general de música se ha enterado de que esa no es su razón de ser. Tampoco leen los estatutos de la Orquesta Nacional de España, donde dice que la dirección debe recaer en alguien imbricado en la cultura española».

El incansable director sigue adelante también con su proyecto LUZ, una serie de videoclips sobre el sinfonismo español, dirigidos y locutados por él, en el que distintas orquestas españolas interpretan las obras del compositor referido en cada película.