Blacklladolid

Santi Balmes, voz de Love Of Lesbian: «La nostalgia es el motor de mis canciones»

En el castillo de Fuensaldaña protagonizó en la tarde del jueves la segunda jornada del festival Blacklladolid, en la que compareció junto a Najat El Hachmi, escritora española de origen marroquí, ganadora del Premio Nadal 2021 con 'El lunes nos querrán'.

Convocados en torno a una edición que aborda la relación entre sexo y literatura, el líder de la banda de rock indie creada en Barcelona en 1997 se decanta por «quitar hierro» a todo lo relacionado con las relaciones carnales llevadas al ámbito literario «con afán de excitar, incitar o provocar». «El sexo que me gusta más dentro del arte, imagínate, es el que lo ridiculiza un poco. Sé que es algo 'woodialinesco', pero es la manera de quitarle relevancia a algo que quizás ocupa demasiado tiempo en nuestras cabezotas».

¿Cómo es un día en la cabeza de Santi Balmes? «Más calmado de lo que he intentado aparentar en mi último libro. Tengo momentos con picos de actividad mental bastante frenética y otros de electricidad semejantes a los de un sapo en una charca; puedo oscilar ahí, es un proceso bastante anfibio el mío».

Aunque observa que cada vez le cuesta pasar más tiempo lejos de casa por las giras, cuenta que el descanso de unos meses que ha tenido el grupo musical ha sido «el suficiente para echarnos de menos». En el paso del tiempo halla Balmes un fértil territorio de sensaciones que intenta retener en una libreta de papel cuando se trata de algo meditado, y en una nota en el teléfono móvil si es algo más volátil. «Necesito que aquellas frases que me sirven como recordatorios o consejos para mí mismo estén escritas en tinta, grabadas a fuego».

Pero si hay un sentimiento en el que se refugia cuando se pone a componer, es en la nostalgia. «Es el motor de mis canciones, un proceso que tiene que ver con revivir un momento que fue, de intentar entender algo a través del tiempo. A la nostalgia y la sensación de pérdida continua que tenemos como seres humanos al final hemos de ponerle orden, sentido, emoción... todo el rato está ahí ese sentimiento de erosión».

Melancólico confeso, lo asume con la conciencia de que ese estado aporta «cierto sentido de riqueza al ser humano, revives cosas y te conviertes en un rumiante de situaciones que han sucedido en tu vida. No obstante -admite- un poco menos de esa dosis de melancolía no me iría mal para vivir más en el presente. Porque o estoy proyectando en el futuro o en el pasado, el aquí y ahora me cuesta más y eso no es demasiado bueno, la verdad».