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Se llama Rodrigo Puertas Díaz, pero todos los 'peques' le conocen como Rodri, el de Cantajuego. Hace 14 años, este vallisoletano con orígenes en Aldeamayor de San Martín decidió subirse a la caravana del grupo infantil más popular del país para emprender una gira interminable que ha atravesado carreteras, cielos y océanos por todo el planeta.
Precisamente nuestro planeta es lo que Rodri y sus compañeros de Cantajuego han celebrado este domingo en el Teatro Carrión en dos sesiones, a las 12:30 y 17:00 horas. '¡Viva mi planeta!' es el espectáculo que a Rodri le sirve además de excusa para actuar delante del público de su ciudad natal.
«A mí me emociona mucho actuar en Valladolid, ya que aquí estudié Arte Dramático y comenzó todo», confiesa Rodri. El actor vallisoletano cuenta que de la escuela de arte a formar parte de Cantajuego hubo «mucho esfuerzo de preparación y dedicación. Me animé a ir a Madrid, hacer cursos de teatro musical y, por supuesto, me presenté a miles de 'castings'». Rodri aún recuerda su acceso directo al elenco de Cantajuego: «Me seleccionaron para unas sustituciones y, afortunadamente, acabé formando parte de la plantilla. Me siento muy afortunado».
Sobre persona y personaje, tiene clara una cosa: «Nada más ponernos el 'peto' de Cantajuego, ya sacamos el niño tenemos dentro. Es más, creo que nuestro niño de dentro está fuera todo el rato y que a veces tenemos hasta que meterlo dentro», bromea. Rodrigo confiesa que de pequeño era bastante tímido, excepto cuando se subía a un escenario y eso es algo que aún le ocurre en su faceta de actor para espectáculos infantiles. «En mi personaje hay ternura, dulzura, simpatía y una parte loquita y más cómica. A todo ello hay que sumarle mi personalidad aventurera y ya tenemos encajado el puzle».
Durante estos 14 años que lleva formando parte de Cantajuego, Rodri afirma que ha visto crecer a una generación de niños de todo el mundo. Y eso va acompañado de un ligero cambio de hábitos que también se extiende a los actuales 'shows' de la agrupación. «Un niño es siempre un niño, pero hemos notado que, tras la pandemia, los peques se han vuelto aún más tecnológicos y eso nosotros lo adecuamos con más presencia de pantallas y de visuales en nuestros espectáculos». Sin embargo, la esencia de la infancia es la de siempre, solo que –como dice Rodri– «cambian los códigos, un poco el lenguaje… pero al final la música, el baile y las historias son las que hacen unir y divertirse a niños de todo el mundo».
Durante todos estos años, Rodri ha experimentado divertidas experiencias de todo tipo con niños y padres. «Es difícil destacar una, pero recuerdo por ejemplo niños que no querían llevar gafas hasta que me vieron a mí en escena. O una niña que quería regalarme algo, pero, como no tenía nada, cogió una piedra del suelo para pintarla y dármela en mano… es maravilloso y superdivertido todo lo que pasa con los niños».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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