roberto terne
Sábado, 19 de septiembre 2020, 08:28
La localidad de Norwich (Reino Unido) ha celebrado el pasado 11 y 12 de septiembre el Wild Field Festival, uno de estos primeros 'Socially Distanced Festivals' que comienzan a ejecutarse con cuentagotas en la escena europea. Integrado por artistas mayoritariamente locales vinculados con el folk ... y el pop independiente, el Wild Fields es una edición especial del Wild Paths, un festival que en los últimos años se celebra simultáneamente en diversas localidades británicas y que este año fue cancelado por el Covid. 1000 personas agotaron en tiempo récord todas las localidades según los organizadores del encuentro musical británico.
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Y a la espera de noticias sobre si el festival ha originado contagios, lo cierto es que su celebración nos sigue dando pistas sobre cómo podrían ser los grandes festivales en los actuales y futuros tiempos de la era Covid. Parece pues que el asunto no va a ir solo de mascarillas, distanciamiento y de geles hidroalcohólicos. Y es que las normas preventivas no están cambiando solo la logística sino también el ADN de los festivales. Muestra de ello son los vídeos colgados en redes de este primer encuentro musical de masas europeo. En ellos se ve que muchas de las estrellas musicales no se comportan como protagonistas, sino más bien como amenizadoras de una especie de picnic con música en directo. A la bonita estampa de weekend británico contribuye también la acomodación de público en grupos máximo de 6 personas en torno a mesas y bancos de madera que contemplan al artista mientras se come y se bebe sentados. Está claro que si los festivales vuelven con la covid, volverán con un público receptivo a ser 'amenizado' y no solo a permanecer clavado en una butaca durante horas y horas.
No cabe duda que hace ocho meses a la mayoría nos habría horrorizado la imagen de esta 'transformación' impuesta para todos los festivales. Pero dadas las circunstancias este pasado fin de semana en Norwich un millar de espectadores aceptaron las normas, asistieron y en definitiva contribuyeron al éxito de convocatoria de este festival de pioneros. Todo indica que tendremos un precedente sobre el que caminar en los próximos meses e incluso en el próximo verano, siempre y cuando la política española muestre interés por la adecuación de distanciamiento en los eventos de rock. Según Paz Aparicio (directora del Wizink Center) el ministro de Cultura aún no ha asistido a comprobar las medidas aplicadas en los primeros conciertos programados esta temporada.
Mientras aceptamos una era covid que va para largo, la profesionalidad en la industria de la música en vivo se da la mano con la aceptación de la situación por parte de su público. Y eso incluye aceptar este nuevo ADN 'amenizador' o contemplativo con que se asistirá a los nuevos eventos masivos siempre que bajen, obviamente, las actuales cifras de contagios.
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El festival de Norwich poco se diferencia en morfología a los festivales pre-covid. El Wild Fields ha programado a treinta artistas distribuidos en tres escenarios. Mientras el público del escenario principal ha asistido acomodado en butacas individuales o emparejadas, la audiencia de los otros dos escenarios ha disfrutado de las dos jornadas del festival sentada sobre bancos alrededor de mesas. Por lo demás, lo habitual en otros tiempos, incluyendo zona de consigna y zona de parking. Y también, lo habitual en los tiempos nuevos; es decir, zonas de higienización de manos, bastante personal de acomodación y un elaborado plan de flujo de público… nada que no hayamos visto este verano en Valladolid, por ejemplo, en los ciclos 'A Cielo Abierto' y en toda España con 'Viva la Vida'.
Y es que tras los resultados sin incidentes en nuestro país con eventos musicales de aforo reducido y de duración breve del show, faltaba ahora comprobar la prueba del algodón en espectáculos con mucho más público y con jornadas más largas que facilitasen la incidencias por consumo de alcohol. Steven Loftin, uno de los organizadores, sostiene que no se han producido incumplimientos de distanciamiento social, ni tan siquiera casos de incidencias con «clientes que intentaran bailar sobre los hombros de compañeros».
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Queda claro que al menos en el caso reciente de Wild Fields Festival, la 'naturalización' de las circunstancias preventivas por parte del público está logrando más que cualquier normativa o 'decretazo'. Es un hecho que el público es maduro y que ya está acostumbrado a vivir con distanciamiento. Ser conscientes de que la covid-19 forma parte de nuestra vida será lo más efectivo para llevar una existencia lo más parecida a la de hace unos meses. En el mundo del espectáculo será esta 'naturalización' unida a la responsabilidad del público y a la profesionalidad del sector lo que nos haga volver a asistir a grandes conciertos y a permitir que continúe trabajando una industria que lucha por reivindicar la adecuación de su trabajo en una nueva era.
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