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Fieles a sus principios y tras 25 años de camino, los Marea sacan pecho en el arte de permanecer estáticos, perpetuos y tradicionales en el ... arte de hacer rock del de toda la vida. Las mismas guitarras, los mismos ritmos, las mismas estructuras y las mismas reflexiones integran la paleta creativa de una banda que se extiende tanto a sí misma como a sus antecesores en el rock español. Puede que la banda se considere la última de una especie, pero lo cierto es que hay público y hay demanda para que la fórmula que todos conocemos se siga perpetuando y teniendo rentabilidad.
Este sábado, cerca de 8.500 personas acudieron a la llamada pucelana de la gira 'Sin Riendas'. Un buen número, teniendo en cuenta la resaca de fiestas locales y las predicciones de lluvia, que finalmente se cumplieron. Pasaba la medianoche cuando comenzó a llover y no paró hasta la una y pico de la madrugada, momento en el que el grupo navarro dio por finiquitado un concierto de más de dos horas en la Feria de Valladolid.
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Precedidos por unos desbocados Bocanada con Martín Romero (hermano de Kutxi 'Marea') a la voz, la formación salió al escenario con la excusa de un nuevo disco llamado 'Los Potros del tiempo'. Pero teniendo en cuenta el empaste y la homogeneidad de casi todos sus discos, lo cierto es que anoche se fue a disfrutar de los Marea de siempre.
Pero con sopresas, como la aparición del hijo de Kutxi, Aarón Romero, para dar un aire nuevo a ese 'Corazón de mimbre' que hizo desgañitarse a unos asistentes entregados. Salió el joven con energía, se aferró con fuerza el micrófono, hizo jirones su camiseta y paseó a pecho descubierto la poesía rockera de su progenitor de lado a lado del escenario.
Así pues, Kutxi Romero, David Díaz 'Kolibri', César Ramal, Eduardo Beaumont y Alén Ayerdi tiraron de un repertorio repleto de nuevos himnos como 'Otra cicatriz, 'Más me duele a mí' o 'La Grillera'. La voz arenosa de Kutxi sigue siendo la seña de identidad que volvió a inmortalizar clásicos como 'Que se joda el viento' o 'La Luna me sabe a poco' dentro de un repertorio generoso inspirado en vidas repletas de curvas.
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