De factura humilde, lo que se llamaba una 'guitarra de feria'. Ese fue el regalo que la tía Isabel le hizo a Federico García Lorca en su octavo cumpleaños. Hoy ese instrumento, construido por José Ortega en 1906, seguramente, luce como parte de los ... objetos que hablan del poeta en su casa-museo granadino, en la Huerta de San Vicente. Samuel Diz la ha descolgado para interpretar la banda sonora de la autobiografía de María Teresa León en un disco de nombre homónimo, 'Memoria de la melancolía' (Poliédrica).
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«La magia del instrumento reside de en la maduración del sonido, unos graves telúricos, le ha pasado como al vino, ha mejorado con el tiempo. Ese sonido no existe en las guitarras contemporáneas, que se acercan al piano, a una sonoridad mayor. El de esta guitarra es menos potente, pero más íntimo y envolvente», cuenta Diz que lleva tiempo indagando en el repertorio español coetáneo de la Generación del 27. En 2016 publicó 'Impresiones y paisajes como el primer libro de Lorca', disco que recogía partituras del Grupo de los Ocho.
En este se ha centrado en el Cancionero de Gustavo Durán y en canciones de Emiliana de Zubeldía, Baltasar Samper y Simón Tapia Colman –las de estos grabadas por primera vez– y otras de Regino Sainz de la Maza, Daniel Fortea, Carlos Guastavino, Adolfo Salazar y Falla. La grabación ha sido en la Huerta de San Vicente, las nanas incluso al lado de la cama, y Diz ha querido experimentar con la música de cámara de la época contando con la viola de Isabel Villanueva, la guitarra andaluza de Javier Riba y la voz del tenor Jonatan Alvarado, «un cantante argentino especializado en música popular y música antigua».
En cuanto al proyecto musicológico, Diz hizo converger dos caminos que pisaba en paralelo. «Fue el lorquista Christopher Mauer el que me sugirió la posibilidad de usar la guitarra de Lorca, que yo no conocía. Por otra parte llevaba trabajando tres años sobre María Teresa León. Había leído sus memorias y mucha hemeroteca. Luego en La Habana conocimos a su hija Aitana y me abrió otras puertas. Nunca abordo un archivo si los familiares no me dan permiso. Así que encajé ambas piezas», explica Diz.
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María Teresa León conoció a Lorca en una conferencia que dio en el Ateneo de Valladolid el 22 de abril de 1926. En ese mismo escenario, la escritora, que entonces vivía en Burgos, ofreció otra sobre la visión de Castilla a través de la poesía. «Luego ella se va a Argentina para resolver un matrimonio imposible y al regresar entra en contacto en Madrid con los poetas del 27. A partir de ahí hace su nueva vida, se enamora de Alberti y mantiene la amistad con Federico García Lorca».
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