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Así como su amigo António Lobo Antunes fue médico antes que escritor, Katia Guerreiro (Sudáfrica, 1976) fue galena y rockera antes que fadista. Embajadora de la cultura portuguesa, hoy inaugura la XXVIII Semana de Música de Medina en la que presentará con un ... bajo y un guitarrista los temas de su disco 'Sempre'.
–¿Qué relación hay entre saudade, poesía y fado?
–La saudade es un sentimiento, el tema principal de lo que cantamos. Cantamos mucho al amor y al sentimiento por algo que nos hace falta, si el ser amado está lejos y sientes ganas de volverte a encontrar. No es tristeza, no es lo mismo que la nostalgia, es algo distinto, muy específico. Una mezcla de buenos recuerdos con ganas de volver a vivirlo o estar con alguien querido. La saudade nos puede paralizar la capacidad de vivir porque siempre está esa persona en nuestro pensamiento y es algo demasiado fuerte, anula el resto de los sentimientos. Está aliada a la gran poesía que usamos para nuestro canto. Portugal es conocido por sus grandes poetas y son los que mejor consiguen hablar de la vida y las emociones, de todo lo que les rodea. Para mí es sencillo buscar lo que quiero transmitir en palabras de esos grandes poetas y esa poesía siempre es inspiradora de melodías y fados que, con el sonido de la guitarra portuguesa, te llevan a un nivel emocional muy intenso. Para cantar fado hay que entregarse totalmente. El fado me desnuda delante del público, es muy catártico.
–Ha dado a conocer a un Lobo Antunes poeta. ¿Cómo elige los poemas?
–Lobo Antunes no se define como poeta, pero en una ocasión descubrí un pequeño libro con poemas suyos y eran preciosos, de tal intensidad emocional, con tantas imágenes cotidianas que me identifiqué y le pedí si los podía cantar. Él aceptó y creo que he logrado una manera distinta de mostrar su talento. Pessoa es un poeta maravilloso aunque no todos sus poemas son cantables. Pero hay muchos como Eugénio de Andrade, Sofía de Mello, etc. Además invito a escritores a escribir para mí, a probar el espíritu del fado, a entrar en este mundo
–¿Qué caracteriza ese mundo?
–Es un ambiente que se siente en las casas de fado, un vínculo, un código. Entras allí y hay una jerarquía, un lenguaje propio –expresiones, palabras que se utilizan de forma distinta, que no comprenden los demás–. Y lo mejor es que en una casa de fado puedes pedir a músicos que no conoces de nada una música y tú puedes cantar con ellos, porque todos conocen las melodías tradicionales. Por ejemplo, si pido un fado en re menor puedo cantar la poesía que quiera sobre eso que todos conocen. Hay un código que no veo en otras músicas. El fado es un misterio, una magia de emociones y eso que nadie conoce su origen. Parece que surgió espontáneamente en Lisboa y se desarrolló naturalmente. Hay teorías que apuntan la influencia árabe, la mediterránea, la africana o incluso brasileña, pero nadie e lo sabe. El fado se respira más que cantar.
–Canta a Vinicius, ¿qué relación hay entre bossa nova y fado?
–Hago la canción 'Saudade de Brasil a Portugal' que Vinicius compuso para Amalia Rodrigues. Tenían una relación muy bonita, ella lo grabó. Hay una melancolía en el fado que se asemeja a la de la bossa nova aunque musicalmente tengan recursos bien distintos, pero hay una sonoridad de fondo parecida
–Trabajó con el presidente Cavaco Silva ¿volvería a la política?
–Fue una época muy difícil que cerré con sabor amargo. No podemos decir que somos una democracia si la gente no respeta las opiniones de los demás. Me llevó a estar al lado del presidente de la república, que no tiene partido, el interés social más que político. Estuve al lado de una persona íntegra y respetable, el más importante en su momento en mi país. Lo apoyé en su candidatura y luego vi que nadie hablaba bien del presidente. Estuvo en el cargo diez años, ganó dos veces las elecciones a la primera vuelta, el pueblo lo eligió pero fue incapaz de reconocer su trabajo. Estar a su lado me hizo aprender mucho, pero hoy no lo volvería a hacer porque mis compatriotas no son demócratas, solo supieron castigarlo públicamente. En mi caso, como en el de otra gente, solo buscamos hacer algo bien, ayudar, pero das el paso y luego te castigan durante años. Ya pasó y jamás me metería de nuevo.
–¿La música ganó a la medicina?
–Lo que me hizo dejarlo fue mi hija, no sería justo achacárselo la música. Decidí que no podía ser una buena madre con ambas y elegí el fado porque la salud no era tratada como debía.Además el médico no era respetado como profesional, tenía pacientes que creían saberlo todo gracias al doctor Google. No era forma de practicar la medicina con miedo a lo que tus pacientes lean en Internet. Ahora es distinto, pero entonces se gestionaban los hospitales buscando un beneficio. No hay nada más precioso que la vida humana y hay que pagar para mantenerla, para que sea tratada con cariño. La gente tiene cara, corazón, familia, no se pueden tratar como clientes. Así que decidí que prefería curar las heridas del alma, que por otra parte, pueden acabar curando las del cuerpo también.
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