Una pionera polaca en los atriles de la OSCyL

Sin embargo la obra de Bacewicz no es tan conocida en España como la de sus compatriotas coetáneos Gorecki, Lutoslawski o Penderecki, quien también dirigió a la OSCyL. «Este 'Divertimento' canta al placer, anima a pasarlo bien. Ella conocía todas las técnicas de la cuerda desde el glissandi, los armónicos, usando doble cuerdas y muchos jeté, golpeando el arco contra las cuerdas, creando una alegre y animada comunicación entre los instrumentos», explica New. «Fue una gran violinista que volvió a Polonia para ser concertino y escribió dos obras para orquesta de cuerdas. Lo que me encanta es cómo pasa de una voz a otra tan rápido, dando un motivo que al momento se desvanece. Armónicamente es interesante porque quiere divertirse pero usa el tritono, que es el intervalo más disonante posible. Es como tensar y liberar la energía».

Completan el programa dos obras del romanticismo alemán. «Grieg era noruego pero se formó en Leipzig, en el conservatorio que fundó Mendelssohn». Gemma New estudió la obra del romántico alemán con Kurt Masur es aquella ciudad. «Pasé tiempo en la casa de Mendelssohn, que además de compositor era políglota, pintor y poeta. Eligió un color para cada habitación; azul para cocina y comedor, por ser frío, amarillo para el estudio, para animar la creación, verde para la habitación de los niños, era el tono de la naturaleza que les invitaba a dormir». New recuerda que también Mendelssohn fue precursor de la figura del director de orquesta, así como de la idea de que toda la cuerda mueva hacia el mismo sentido el arco, o la creación de un conservatorio internacional. «Hasta Leipzig fueron a formarse estudiantes neozelandeses en elXIX».

Hija y nieta de músicos, Gemma comenzó a estudiar violín los cinco años, a los siete el piano y a los quince dirigió por primera vez una orquesta. «Ya entonces me gustaba llevar a todos juntos, unificar a los músicos, hacer que se sintieran cómodos y libres para interpretar la música. Esa es mi manera de aproximarme al podio. Me gusta analizar la música, que es como una caja de tesoros, de ideas, de frases, que hay que abrir. Dirigir no es decir a cada uno lo que tiene que hacer sino apoyar a los músicos para que sacar de ellos lo mejor».

Siendo estudiante creó un grupo de música contemporánea que estrenó más de cuarenta obras. Este es su última temporada como directora titular de la Hamilton Philarmonic Orchestra (Canadá), tras nueve años de relación, y lleva dos al frente de la New Zeland Symphony Orchestra. Le interesan otras formas de presentar la música al público y en dos semanas dirigirá en Manchester un concierto en una fábrica. «Es un espacio muy grande, la orquesta estará separada en varios grupos y el público comenzará a escuchar la obra en sus móviles según van entrando. Luego podrán deambular por el sitio, será una experiencia inmersiva entre los músicos, podrán bailar, tumbarse o sentarse también. Habrá un espectáculo de luces a la vez», cuenta ilusionada. «Cada ser humano es único y recibe la música de distinta manera, incluso según el momento, según el humor».