Con las localidades agotadas desde hace varios días (entre 30 y 35 euros) el Teatro Zorrilla se llenó el miércoles tarde de un público deseoso de comenzar el año con las partituras de la familia Strauss insuflando optimismo. Minutos antes de que ... los músicos de la Orquesta Filarmónica de Valladolid tomasen sus posiciones sobre el escenario del coliseo, los asistentes hacían cola bajo los soportales de la Plaza Mayor. En el camino de acceso a la sala les aguardaba una agradable sorpresa. Tras mostrar su entrada a los acomodadores, el público se detenía ante una mesa en la que el empresario teatral Enrique Cornejo agradecía su presencia haciendo entrega de una bolsa de regalo destinada en exclusiva a las asistentas al concierto. «Es solo un detalle, una 'pashmina' de lana con cachemir fabricada en España y no en China», proclamaría después entre aplausos el gestor del coliseo vallisoletano micrófono en mano al inicio del concierto.
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Fue él quien abrió la velada musical simbólicamente, con una batuta cedida durante unos instantes por el director de la orquesta, Ernesto Monsalve. Antes, recordó que hace ya nueve años que ambos se decidieron a poner en marcha los conciertos de Año Nuevo en Valladolid, entonces una «osada» propuesta musical «que se ha consolidado con el paso del tiempo, aunque hubo gente que nos advirtió de que intentarlo era arriesgado porque Valladolid no era Viena; pues bien, en este tiempo veo caras de complicidad entre los espectadores y el año que viene cumpliremos el décimo aniversario», proclamó ante una concurrencia cuyos aplausos fueron apagándose a medida que la orquesta acometía la primera pieza del concierto titulado 'De Viena a Valladolid'.
La briosa y vitalista 'Pompa y circunstancia', de Edward Elgar, dio paso a un repertorio dominado por la familia Strauss ante un público siempre generoso que disfrutó de temas como 'La marcha Radtetzki', 'La polca del jockey' o 'La cuadrilla de los artistas'.
En la segunda parte del concierto la orquesta adoptó un tono más informal, compaginando la interpretación musical con el lanzamiento de bombones desde el escenario a cargo de algunos de los músicos, lo que arrancó aplausos y risas entre las butacas, en sintonía con el recorrido por la música más optimista y desenfadada de la familia Strauss. La Orquesta Filarmónica de Valladolid lleva hoy su repertorio del concierto de Año Nuevo al Teatro Juan Bravo de Segovia, y el 4 de enero al Teatro Ortega de Palencia.
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