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Paquito D'Rivera inaugura la XXII edición del UniversijazzLas obras del Patio de la Hospedería en San Benito han hecho a muchos melómanos de Valladolid extrañar sus enclaves musicales de verano. El Universijazz esta semana y la rebautizada 'A cantar... al patio' la que viene se trasladan este mes de julio a la ... nueva ubicación del colegio San José, que gana en zonas verdes pero pierde en proporción con el escalonamiento de las butacas, a pesar del esforzado andamiaje dispuesto. La solución brindada, con todo, satisfizo a la concurrencia, pleno absoluto para el concierto de música afrocubana que ayer dio el pistoletazo de salida a la vigésimo segunda edición de este certamen de jazz, a cargo del imponente nombre de Paquito D'Rivera.
El cubano, que a sus más de 70 años ostenta en su poder 14 premios Grammy, arrancó el concierto con 'Para Brenda con amor', un primer tema dedicado a su mujer en el que exhibió sus destrezas tanto con el clarinete como con el saxo alto. Sin embargo, el instrumentista no olvidó que se presentaba en formato trío, y en varias ocasiones permitió destacar a los dos enérgicos percusionistas que le acompañaban en el escenario; su paisano, el pianista Pepe Rivero, y el colombiano vibrafonista Sebastián Laverde.
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«Es un placer estar en la tierra del Don Juan; dan ganas de quedarse aquí», manifestó D'Rivera, zalamero, para el público. Una versión de Rivero del célebre 'Nocturno en la celda' de Chopin continuó el concierto, por un instante más cercano al bolero que al jazz. Al término de la canción, D'Rivera relató cómo el pianista Samuel Téllez le dio a conocer a Chucho Valdés, «la persona que más ha hecho por mi carrera musical, después de mi padre». 'Mambo influenciado' fue el primer tema que grabaron juntos y el siguiente en escucharse en el colegio San José, una pieza de ecos bebop que no traiciona la esencia cubana, con un psicodélico ardid escenográfico púrpura que coronó en una de las piezas más aplaudidas de la noche, a pesar del desafiante reto para Rivero de medirse en virtuosismo a los mágicos dedos del hijo de Bebo Valdés.
La música clásica volvió a colarse en un concierto que se resistía a encapsularse en un único género melódico. El segundo movimiento del concierto de Mozart para clarinete y orquesta recibió el tratamiento de rigor, por el cual el tema mantenía un cierto eco original de sus raíces y a la vez exudaba un inconfundible aroma a blues. Inesperados golpes de humor e implicaciones hacia el público rompían deliberadamente el tempo de estos temas, que le rendían frutos en aplausos entusiasmados al término de cada canción.
Una versión de 'A night in Tunisia', una de las piezas más emblemáticas de Dizzy Gillespie, fue rebautizada con retranca por D'Rivera como 'A nightmare in Tunisia' ('Una pesadilla en Túnez'), por su complejidad técnica a la hora de ser ejecutada. Pero al trío aún le faltaba una cuarta integrante, y D'Rivera no tardó en dar la bienvenida a la aportación patria, la ibicenca Ángela Cervantes.
La cantante ya grabó el pasado año un álbum de versiones en latin jazz de temas de Billie Holliday, en el que demostró que puede lucirse tanto en soledad ('Georgia On My Mind', 'The Man I Love') como en compañía ('Strange Fruit'). Cervantes se estrenó en el XXII Universijazz con la 'Milonga gris', un tema del pianista argentino Carlos Aguirre, que le supuso una muy buena respuesta por parte de los asistentes al concierto.
Con 'Olas y arena' de Sylvia Rexach, se permitió Cervantes ralentizar por un momento el ritmo del show, cambiando lo vibrante y animado por lo parsimonioso y lo melancólico. 'Por siempre', de la misma compositora puertorriqueña, facilitó un nuevo alarde vocal de la cantante balear, con largos agudos y bienvenidos toques scat muy del gusto del público del Universijazz.
Para terminar el concierto, D'Rivera obsequió a los asistentes con una versión de 'El manisero', con la letra a cargo de Cervantes; y un ensemble a partir de las piezas originales de Ernesto Lecuona 'Ante el Escorial' y 'Suite Andalucía'. En los bises, los cuatro músicos se despidieron con 'Drume negrita', una nana original de Eliseo Grenet ya popularizada por las versiones de, entre otros, Celia Cruz, Víctor Jara y Mercedes Sosa.
Los ritmos afrocubanos seguirán sonando en Valladolid en la segunda jornada de esta edición del Universijazz. Con Cubanía-Irakere Masters se recoge el testigo del legendario grupo de latin jazz que en seis décadas de trayectoria ha acogido los talentos de Arturo Sandoval, Chucho Valdés o el propio Paquito D'Rivera, entre otros.
En esta ocasión, el colegio de San José da la bienvenida el miércoles al saxo tenor de Carlos Miyares, inolvidable en el tributo a Chucho, quien viene pulmonarmente flanqueado por las trompetas de Julito Padrón y Carlos Sarduy. Otra Miyares, Claritzel, aportará tanto la distintiva presencia femenina al conjunto, desde el apartado vocal, como el característico virtuosismo al piano de estos sones cubanos. La agrupación se cierra con las percusiones de Adel González y Rodney Barretto; el bajo de Yandy Rodríguez y la guitarra de Héctor Quintana.
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