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Ha sido extraña y bonita la experiencia de tocar una 'Novena' de Beethoven desde el lugar de estudio en sus casas. Los músicos de la Orquesta de Castilla y León (OSCyL) han grabado uno de los pasajes más conocidos del repertorio sinfónico sin ... escuchar a sus compañeros, sin sentir su respiración, el movimiento del arco, la sonrisa cómplice en la espera. Edu, el técnico, dirigió la obra a posteriori, en el montaje. La idea fue de un fagotista, Alex Climent, y el vídeo es ya viral.
Todos recibieron un audio con unos compases de claqueta, las órdenes del tempo elegido marcado por un metrónomo para lograr la simultaneidad después. Cada músico tenía su partichela y la grabación que la OSCyL hizo en su día. A partir de ahí tocaba manejarse con la tecnología.
«Para mí ha sido difícil, soy de otro mundo», dice Anneleen van der Broeck (segundos violines). «No tengo impresora, pedí el favor a un vecino que me lo dejó el en felpudo. Me llevó una mañana entender el puzzle de cómo se haría. Luego con auricular escuchando a los otros, sin saber qué cara poner. Una vez grabado, no sabía cómo enviarlo. En fin he aprendido mucho», dice la violinista belga que tiene una hija en Polonia, otra con su padre, a sus progenitores en Francia y a su pareja en Dinamarca. «El día 21 fue mi cumpleaños, estaba de bajón pero mis vecinos se portaron superbien y a las 20:00 h., tras los aplausos, todo el bloque me cantó el cumpleaños».
Marius Diaz, chelo solista, tenía la suerte de comenzar con su sección la grabación. «Los demás nos seguían. Cogimos todos el pulso con la grabación que nos envió Juan Aguirre y luego puse a mi hija con el iPhone y lo grabamos. No es la versión definitiva -bromea- pero creo que el montaje ha quedado chulo. Lo bueno de esta situación terrible es que la gente se ha dado cuenta a de es la música, el arte en general, lo que alimenta el alma». Sigue dando clases on line, estudiando, hablando con amigos, pendiente de su padre en una residencia, «y sobre todo seguir, seguir con la vida».
Beatriz Jara se estrenó esta temporada como ayudante de concertino. A la violinista murciana también le resultó «extraño y difícil» tocar sin sus compañeros. «Al principio del confinamiento me lo tomé como un descanso, necesitaba parar un poco de tocar. Luego ya retomé con más ganas. Este ha sido nuestro granito de arena», dice quien tiene a su lado a su novio, profesor del Conservatorio de Guadalajara, «al menos podemos pasar esto juntos». Jordi Creus, chelo, graba cada noche una canción que envía a su familia, en Igualada, tocada por el virus.
Juan Antonio Martín, timbalero, marca el potente ritmo beethoveniano. Como presidente del Comité de Empresa ha hablado con otras orquestas. En el aire está el cómo retomarán la actividad musical cuando acabe el encierro, quizá conciertos de aforo menor a 1.000 personas y formatos más pequeños. Jordi Gimeno, director artístico de la OSCyL, coincide en apuntar la incertidumbre. «Mientras, somos una orquesta dinámica y comprometida que intentará seguir generando contenidos».
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