![La Orquesta Sinfónica de Castilla y León sopla sus treinta velas sotto voce](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202109/21/media/cortadas/magnificos2-k2pF-U150605507006nKC-1248x770@El%20Norte.jpg)
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La Orquesta Sinfónica de Castilla y León cumple 30 años con la sobriedad propia de un coro monacal. El programa que abre esta temporada replicará el del 12 de septiembre de 1991, cuando Max Bragado-Darman, su creador y primer titular ocupó el podio. ... Entonces el Dúo Frechilla-Zuloaga atesoraba una brillante carrera internacional y el gozo de tener por fin una orquesta a la altura de su virtuosismo en su tierra. Hoy sonará la misma partitura con distinto sentido. La OSCyL inaugura década con director invitado, no hay titular, y en la estela de una pandemia que ha servido de argumento para justificar este último año de supervivencia.
1.660 abonados secundan el calendario de la OSCyL, a pesar del virus, a pesar de los cambios de asiento, de la reducción de aforos y del miedo. En tres días consecutivos escucharán las mismas obras que los que abarrotaron el Teatro Calderón en el debut sinfónico de los 65 profesores. Aquella orquesta se gestó en 1988, con Javier León de la Riva como consejero de Cultura y Carlos Rubio como gerente.
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Victoria M. Niño
Un ginecólogo que confiesa no haber pasado de segundo de piano y un internista melómano pusieron los cimientos del sinfonismo castellanoleonés que dio sus primeros pasos en 1990. Rubio confió al joven maestro Max Bragado-Darman la tarea de buscar profesores, lo que le llevó a hacer audiciones en varios países. España carecía de tradición de cuerda, en cambio el vivero de bandas levantino procuró suficientes vientos. La primera sección fue mayoritariamente de 'importación'. De aquellos 65 profesores, 19 eran españoles que ocupaban las sillas del viento y la percusión. Fue la tónica general en todas las orquestas que se estaban formando a razón de una por autonomía.
Bragado-Darman creó una sinfónica y la llevó al escenario en tiempo récord. Uno de sus empeños, recordados por los músicos, fue darles protagonismo tanto a solistas como ayudantes de solistas, animarles a dejar la silla y ocupar el lugar de los invitados, algo que se ha convertido en excepcional con el paso de las temporadas. Hubo gira por Alemania y Suiza, hubo grabaciones y final, como en todo proyecto artístico. El maestro enfocó su carrera hacia América y aún hoy rechaza las invitaciones oficiales, aunque alguna vez se el puede ver en el patio de butacas del Miguel Delibes.
Una caja para la joya
Enrique Rojas en la oficina y Alejandro Posada en el podio fueron el siguiente tándem determinante en la historia de la OSCyL. Ellos inauguraron la actual sede, el Centro Cultural Miguel Delibes (2007), dejando tras de sí el peregrinaje por el Calderón, el Carrión y el Lope de Vega. Una sala propia era lo que le faltaba, como decía su director emérito Jesús López Cobos, «la caja de la joya». La sala sinfónica tenía dos ramificaciones, la de cámara y la experimental, que Rojas, con el libertad presupuestaria de la etapa de la consejera Silvia Clemente, llenó de apetitosos ciclos de cámara y de programación familiar, además de un ciclo sinfónico internacional. Esas citas movían a públicos de otras regiones a venir al Delibes.
La OSCyL está presente desde su inicio en las citas importantes de Castilla y León, desde Las Edades del Hombre a la inauguración del Fórum Evolución, y por supuesto, en los festivales musicales. Si Bragado trabajó el repertorio alemán y centroeuropeo, Posada abrió la puerta a la música latinoamericana. Hubo gira por Colombia y colaboración pedagógica con varios centros del país andino. A Alejandro le sucedió el entonces jovencísimo Lionel Bringuier. Enrique Rojas se jubiló y ocupó el cargo Félix Alcaraz. Ypoco después comenzaron los recortes devenidos de la crisis económica. López Cobos fue el valedor moral de la OSCyL cuando Alcaraz se fue a la Orquesta Nacional de España y Bringuier dio por terminado su contrato antes de tiempo. Junto al maestro toresano, varios han sido los directores que han acompañado a la OSCyL con asiduidad sin ser titulares: Vasily Petrenko, Semion Bychkov o Eliahu Inbal.
Jordi Gimeno, violinista responsable del área socioeducativa, pasó a ser gerente cuando empezaron a amortizarse puestos. Andrew Gourlay ha sido el último director titular. En la última década se diversificaron los abonos, llegando a los 2.862 en 2016. Nathalie Stutzmann fue la primera mujer en subirse en 2014 a un podio que se está feminizando a ritmo acelerado hasta la brillante clausura de la pasada temporada a cargo de Elim Chan.
Con la llegada de Ciudadanos a la Consejería de Cultura no se renovó a Gourlay, se convocó el concurso para la plaza de gerente de la OSCyL siendo elegido Jesús Herrera. El joven gestor cultural, de largo currículum en el sector, se pondrá, cuando la dirección de la Fundación Siglo (órgano administrativo de la orquesta) se lo permita, al frente de una OSCyL que tiene que buscar director titular, cubrir las diez vacantes de profesores, entre ellas la de concertino, y delinear el futuro más allá de las programaciones anuales.
Entre el cambio político y la crisis sanitaria, se ha diluido una de las señas de identidad que distinguían a esta sinfónica en el panorama nacional, el proyecto socieducativo con la orquesta infantil In Crescendo a la cabeza. La Consejería de Cultura lo ha trasladado a la de Educación y serán los fondos europeos los que determinen su suerte. Con todo, la OSCyL sigue sumando melómanos cada temporada.
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