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Nacho Vegas prepara ya el estuche de su guitarra para acercarse el próximo sábado a Valladolid, donde presentará (en el Teatro Carrión) 'Mundos inmóviles derrumbándose', nueve canciones que miran de frente a los sentimientos negativos para superarlos y que dejan que entre un rayo de ... luz porque «no se puede vivir sin esperanza».
–La veta de cantautor siempre ha estado muy presente en su música. ¿En este disco más?
–Grabar un disco siempre es un trabajo muy colaborativo. Hablé mucho con mis compañeros para decidir a qué terreno llevábamos cada canción. Pero es verdad que en este disco las canciones están un poco más desnudas, un poco más pulcras, un poco más frágiles, diría yo. En ese sentido, sí se acercan más a la canción de autor, seguramente porque los temas lo pedían.
–En las letras, supervivencia, dolor son conceptos que se repiten.
–Estamos en un momento de una inmensa fragilidad y hay que reconstruir muchas cosas, muchos vínculos colectivos y personales, emocionales. Hay que vencer esos 'mundos inmóviles' que cita el título, hay que demoler los que hay dentro de uno mismo para avanzar. Estamos en un momento de recuperación y de reinvención de muchas cosas que creíamos que nos pertenecían por derecho.
–También habla de la soledad.
–Yo necesito la soledad para concentrarme y crear canciones. Pero una vez que terminas con esa primera parte, todo se vuelve más compartido, con los músicos y con la gente. Es una soledad gozosa, pero en el disco también se habla de la que no lo es, de la que sentí en algunos momentos anteriores a la grabación, la paralizante. La he puesto ahí para mirarla de frente y combatirla.
–¿Cree que la música es buena para hacerlo?
–La música popular nació para que la comunidad pudiera celebrar la vida o pasar duelos, para expresar los sentimientos sobre las guerras y el trabajo. De ahí salían sus escenas. El concepto de autoría no existía como tal. Las canciones iban de un lado a otro y se adaptaban a las circunstancias de los lugares que las iban haciendo suyas. Con la irrupción de la música grabada y de la industria, empiezan a funcionar conceptos estúpidos como talento y genio para vender mejor. Todo márketing.
–De hecho, el tema que dedica a la muerte de su amigo Ramón In suena a canción de taberna.
–Empieza de un modo más íntimo, como un duelo personal, pero sí que al final tiene más de réquiem cuando entran los coros. Las canciones están ahí para cantarlas todos juntos.
–El dolor es algo que está muy presente en casi todo el álbum.
–Es parte de la vida y por eso la música se hace tanto eco de él. Pero también tenemos derecho a cantar a la felicidad por la misma razón. Las canciones pueden partir de los sentimientos más negros, pero siempre te tienen que llevar adonde haya una rendija de luz, porque no se puede vivir sin esperanza.
–Cierra el álbum con una tema cantado en bable, 'Un principiu de crueldá'. No es la primera vez que canta en su idioma.
– No. Sí es verdad que antes lo utilicé para canciones que tuvieran más que ver con Asturias. Pero es hora de normalizarlo y de que puedas hacer con él cualquier cosa, lo mismo que haces con otros idiomas. Hace muchas décadas que los filólogos la reconocen como una lengua –en realidad dos, el asturiano y el galego-asturiano– y es una cuestión de voluntad política que ese reconocimiento tenga una plasmación legal. Hasta ahora no la ha habido. Se perdió la oportunidad de incluirla como lengua oficial en el Estatuto de 1981. Pero no se hizo y luego nadie ha querido solucionar ese problema. Solo hay un sector muy reaccionario de Asturias que está ahora en contra y parece que estamos muy cerca de conseguir que sea una lengua oficial. Siempre ha habido muchos libros en asturiano y mucha música cantada en nuestro idioma.
–¿Cómo será el concierto?
–Con Manu y Joseba llevo tocando unos cuantos años. Pero en el grupo también estará a Juliane Heinemann, multi-instrumentista berlinesa vinculada al jazz, y residente en Barcelona, que ha girado con María Rodés, Anne Lukin o Delafé y las Flores Azules. Igual que Hans Laguna, que nos acompañará al bajo, tiene discos con sus propias canciones.
–Grabó el disco en un pequeño pueblo de la costa de Asturias.
–Sí, estuve grabando las maquetas en Ortiguera, en el occidente asturiano, en una casina muy guapa que me consiguió una compañera de la oficina. Tenía un poco de bloqueo y estuve allí un mes para terminar ese trabajo. Y luego volví a Gijón, que es donde vivo.
Nacho Vegas. Teatro Carrion (Valladolid). Sábado, 5 de marzo. 24 a 26 euros.
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