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El concurso se llamaba 'El nuevo pop español' y reunió, del 11 al 13 de septiembre de 1986 (han pasado casi 36 años), a los seis finalistas de un certamen al que concurrieron 494 bandas participantes de todo el país. Entre las seleccionadas para llevarse el premio (un millón de pesetas, seis mil euros) estaban Las Ruedas y Misión imposible (de Madrid), La Granja (procedente de Mallorca), Arden lágrimas (que venía de Sevilla) y El enano copulador y los espermatozoides incontrolados (de Santander). La sexta banda finalista esta un grupo que llegaba desde Zaragoza. Se llamaba Héroes del silencio. Con su cantante, Enrique Bunbury, a la cabeza. No ganaron (vencieron Las Ruedas, con canciones com 'OK Nastajassja Kinski'). Ni siquiera quedaron segundos. Tampoco terceros. Pero su nombre se inscribió con fuerza en la historia de la música.
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Bunbury ha anunciado este lunes, 28 de febrero de 2022, su despedida de los escenarios. Se baja de unas tablas, se despide de unos focos que le han alumbrado muchas veces en Castilla y León. Desde aquel estreno con Héroes del silencio en Salamanca hasta sus intervenciones, ya como solista, en el auditorio Miguel Delibes.
La primera referencia que conserva la hemeroteca de El Norte de Castilla es del 19 de julio de 1988, cuando el periódico daba cuenta de la fiesta organizada el viernes anterior (día 15) por Discovery, la tienda de discos de la calle Nicolás Salmerón, en la discoteca Hipopotamus. En aquella gala (en la que se sorteó una moto) actuaron los grupos Sangre Azul y Héroes del Silencio. La banda zaragozana ya comenzaba a despuntar. Apenas unos días después, el espacio musical 'A tope', de TVE, anunciaba su actuación junto a Loquillo y los Trogloditas. En junio de 1989 actuaron en las fiestas de Villalón de Campos.
Santiago Campos firmó un reportaje en El Norte el 10 de diciembre 1990, por la publicación de su tercer trabajo, 'La senda de la traición'. Recordaba el reportero que la banda compuesta por Pedro Andrey, Joaquín Cardiel, Juan Valdivia y Enrique Bunbury había nacido a finales de 1982. «Cuando consiguieron firmar un contrato, su compañía discográfica les dijo: 'Si no vendéis más de siete mil copias, os echamos'. Afortunadamente, vendieron trientamil ejemplares de aquel minielepé», explicaba Campos, quien entrevistó a los integrantes de la banda. «La gente que opina que nuestros textos no quieren decir nada es que no consiguen identificarse o que simplemente no les llegan. El problema está en su cabeza. En lugar de hacer juicios a la ligera, deberían pesnar que no son capaces de entenderlas», decían.
En 1991 se convirtieron en el grupo español con más conciertos en una gira. Más de cien actuaciones concertadas. Cobraban 3,5 millones por gala (21.035 euros) y tenían en su contrato una cláusula por la que, a partir de 7.000 entradas vendidas, se llevaban una comisión del 50%. Eso sí, había cachés más altos. Loquillo o Gabinete Caligari cobraban cuatro millones (24.000 euros) y el techo lo marcaba Mecano.
En esa gira de 1991 actuaron en Segovia (por San Juan), Arévalo y Valladolid. Aquellas fiestas de SAn Mateo contaron con las actuacinoes de Pablo Milanés, Danza invisible, Paloma San Basilio, Emilio Aragón,. Azúcar Moreno, Los cinco latinos, Carlos Mata (famoso galán de telenovelas de la época) y Héroes del silencio.
El turno de los zaragozanos llegó el miércoles 18 de septiembre, a las 21:30 horas en la Plaza Mayor. Bueno, eso era lo anunciado, porque la actuación comenzó con una hora y media de retraso.
El tirón de la banda no gustaba a todos. El Norte publicó el 15 de agosto de 1991 una carta al director firmada por Paco Martín. Decía: «Señor director, sabe usted que hay un grupo musical que se llama Héroes del silencio. Los cito aquí por el contraste con el ruido que había en los dos últimos lugares o fiestas en los que me asomé. Parece gustarles ese ambiente malsano de los chicos de ahora, de 15 a 25 años. he dicho malsano y pienso ahora en que podían hacer las órdenes municipales no solo en la venta de alcohol a menores, sino en el nivel de ruidos en los espectáculos y discotecas. No entiendo cómo pueden gustar a los chicos esa intensidad de la música;no hablo ya de tipo de música (el tiempo se encarga de enterrar la música basura), sino del volumen con que suena».
En junio de 1996, la banda actuaba en la sala Komplot, en Zaratán, con un espetáculo lleno de «sudor» y que se basó en su entonces disco más reciente, 'Avalancha'.
En el puente de diciembre de 2014, Bunbury actuó en la sala sinfónica del Miguel Delibes, después de que en junio se cancelara la cita que tenía anunciada para el polideportivo Pisuerga. «Es sabido que la herencia latinoamericana es pieza imprescindible en su música, así que las referencias de allá llegaron pronto con »Hijo de Cortés«. El hermanamiento creativo con otras sensibilidades que es habitual en él se confirmó con »El extranjero«, recibida con entusiasmo. Es Bunbury ciudadano del mundo, poco amigo de localismos («los nacionalismos, qué miedo me dan»). El repertorio se desdobló en dos bloques, cuya bisagra fue el recuerdo a Héroes del Silencio: »Deshacer el mundo«. Al primer tramo, dedicado más a lo nuevo (»Los inmortales«, »Destrucción masiva«) con una perla sacada de »Radical sonora« (»Contracorriente«), muy bien recibida por el público, siguió una segunda parte fecunda en temas de discos anteriores», decía la crónica de Virginia T. Fernández en El Norte. Aquí puedes ver más fotos de aquel concierto.
En junio de 2018, Bunbury repasó su trayectoria en la primera jornada del festival Conexión Valladolid, ante más de 3.000 personas. Compartía cartel con Inmaculate Fools y La M.O.D.A. «Presencia de percusión y de saxo como nota innovadora respecto a anteriores giras, algo que se nóto en caprichos de jazz que se colaron en 'Maldito duende' y en momentos exótidos de bongos en 'Infinito', escribía Roberto Terne para El Norte de Castilla.
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