María de la Flor conquista a Valladolid con su folclore tradicional

Arrancó María de la Flor con 'Desierto', uno de sus primeros temas y espléndido alarde que fusiona tanto sus capacidades tonales vocales como su destreza con el arco a la hora de rasgar las cuerdas del violín. Con 'Silla vacía' y 'Migajas de azul' siguió profundizando con su particular concepción de música tradicional y flamenca, que consigue belleza y naturalidad sin impostar acentos de otras regiones más periféricas de España, alcanzando la difícil hazaña de aunar originalidad y autenticidad.

La artista rindió en numerosos momentos «a destiempo» al público, que no sabía demasiado bien cuándo aplaudir al talento de la artista y cuándo tratar de seguir el ritmo a base de palmas. El concierto fue también buena ocasión para el lucimiento de los acompañantes de De La Flor, tanto la guitarra y voz de apoyo de Carlos Otero como la rítmica percusión de Marc Piñol a la batería.

No olvidó De la Flor su éxito más notable hasta la fecha; 'Vidrieritas', ni tampoco a bajar un ritmo que empezó vivo y supo encontrar su lugar en temas más lentos como 'El día de hoy'. Jugó a la evocación nostálgica con 'Dice la abuela', una de las más ovacionadas de la tarde, y volvió a bajar la marcha para 'Naves', antes de atacar dos de sus temas más recientes. 'Resalada' y 'No somos extraños'. 'El son del camino', otra de las hermosas melodías aparecidas en formato single hace tres años.

'El son del camino', otra de las hermosas melodías aparecidas en formato single hace tres años, fue también oportunidad para que El Nido subiera al escenario a colaborar junto a De la Flor en una de sus mejores canciones. Con astucia, De la Flor concluyó con el que es su tema más conseguido hasta la fecha; 'Mírame', una despedida por todo lo alto que rubricó el éxito de su paso por Valladolid, y dos bises en torno a 'Más allá' y 'El enemigo', temas de su álbum 'Hilanderas'.

En el turno de El Nido, subió la apuesta el conjunto en su puesta de escena con un comienzo muy enérgico en 'Ronda al canto'. No hicieron esperar demasiado a sus incondicionales para regalarles 'Aire', una de sus canciones más reproducidas en redes sociales y otro de sus temas que mejor funcionan en directo.

El quinteto de Nacho Prada, Rodrigo «Cachorro» Antón, Álvaro Herreros y Peio y Eneko Lekumberri vertebraron su folk contemporáneo característico a través de temas que descansan sobre jotas, charros y ruedas burgalesas, con títulos como 'Cielos', 'Suéltame' o 'Seguiremos cantando'. María de la Flor volvió a subir para cantar con el grupo 'Nana para un corazón', que ya grabaran el pasado año.

En su línea de reivindicar la raíz y la música de la tierra, El Nido acometió su única versión de la noche; el tema 'Somos castellanos' de Orégano. A continuación, la más cañera 'Renacer' arrancó acompasadas palmas y aullidos recurrentes por parte del público, donde destacó un complejo y muy conseguido solo de flauta a cargo de Herreros.

El Nido siguió pasando revista a los temas de su álbum 'Refugios a cielo abierto' y sumó, a los arriba consignados, la pertinentemente bautizada 'Ícaros'. Tras un cierre por todo lo alto con un tema inédito, cuyo título no revelaron pero de estribillo inolvidable («Lo que siento, lo que llevo por dentro»), el grupo bajó literalmente de los escenarios para culminar los bises a modo concierto de plaza, con 'El castañero', espléndidamente acogida, y 'Saltar', también de su álbum de 2022.