Tras cuatro años de ausencia, vuelven los leoneses Café Quijano y lo hacen a lo grande. Su nuevo disco 'Manhattan', que presentarán este domingo en el Auditorio Miguel Delibes, salió el 25 de febrero y ya es número 1 en venta de discos físicos, y ... número 2 si contamos también la venta digital. Por mucho que el mercado discográfico haya menguado y que ahora no sean necesarias cifras de escándalo para llegar a la cima, el hito no puede ser minusvalorado. Sobre todo porque se suma a una trayectoria de éxitos que supera los tres millones de discos vendidos. Fundamentalmente con 'La extraña paradoja del sonido Quijano' y su celebérrimo tema 'La Lola' «el que más puertas nos ha abierto», según admite Manuel Quijano, líder del grupo, pero también con 'La taberna del Buda', y 'Qué bello es esto del amor'. Luego vino la crisis del cd y ya nada fue igual.
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-Retorno al número 1 y agotando discos fiscos, tras pocos días de la salida al mercado de 'Manhattan'. ¿Sorprendidos?
-Mucho. La gente estaba hablando muy bien del disco, pero no te esperas que nada más salir entre directamente al 1. Nos ha dado mucha alegría y supone un chute de estímulo y de ilusión para la gira.
- 'Manhattan' recuerda en cierto modo a 'La taberna del Buda'.
-Somos fieles a la tradición de incluir siempre, al menos, un bolero. Había uno en 'La taberna de Buda', y otros en 'Qué grande es esto del amor' y en discos anteriores. Esto fue así hasta que decidimos hacer un disco íntegro de boleros, que finalmente fueron tres. En 'Manhattan' hay también una bachata un poco acelerada, 'Ven a ver amanecer', pero todo lo demás es muy rítmico. En realidad 'La taberna' y 'Manhattan' son dos discos que no están muy lejos, y no fue algo premeditado. Es la gente la que nos lo ha hecho ver las similitudes.
-Vuestro estilo se caracteriza por incorporar elementos de lo hispano y de lo americano, de la América del Norte, a la tradición pop española, con un formato digerible y directo.
-Me parece una buena descripción. No abandonamos para nada las cadencias latinas, ni los instrumentos (como las percusiones) ni algo muy característico de lo latino que es la manera de tocar los pianos. Es cierto. Y también es cierto que incluimos los metales, pero en este caso le damos una vueltita y además de algunos metales latinos tenemos arreglos de metales más americanos, como los que hacían grupos como 'Earth, wind and fire' y otros en EEUU en los años 70 y 80; esto se ve sobre todo en 'Alma negra'. Pero también hay un solo de trombón en 'Sabes' que es de inspiración Nueva Orleans. Aunque incluimos detalles e instrumentos latinos, también hacemos que lo latino pase un poco por el otro lado. Con los arreglos paseamos por los dos extremos, el latino y el popero o de big band americana.
-Fuisteis pioneros en la incorporación de lo latino al pop. En un momento en el que no estaba de moda, como ahora.
-Así es. Y recuerdo que éramos conscientes cuando nos lo planteamos. Dijimos: vamos a apostar por esto, que no ha dejado de gustar a la gente. Por entonces empezó a hacerlo también 'Jarabe de palo', sobre todo en 'La flaca'.
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A la gente le extrañaba que hiciéramos estas canciones siendo de León, pero nos fuimos muy pronto a los Estados Unidos; mi juventud la pasé en Florida y Miami. En casa escuchábamos mucho bolero, salsa, música tradicional cubana y músicas latinoamericanas. Y eso estaba en el subconsciente y no era algo que pudiéramos olvidar. Y se reflejó ya en el primer disco, pero también en el resto, porque nunca hemos abandonado esa línea.
-Vuestro trabajo de mayor éxito es 'La taberna del Buda', aunque vuestra canción más popular sigue siendo 'La Lola'.
-'La Lola' es la canción que más lejos llegó porque fue número 1 en infinidad de emisoras de radio de muchos países. Pero el disco con más repercusión fue 'La taberna del Buda', que era un disco más completo, para demostrar que no éramos un grupo de una sola canción. Pero fuimos a más países con 'La Lola' que con 'La taberna'.
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-Y ahora 'Manhattan'. ¿Os echaban de menos vuestros fans?
-Ahora la gente ya no espera por nada ni por nadie. Se va surtiendo con un millón de propuestas que salen continuamente. Cosa distinta es que luego, cuando se enteren, les haga ilusión que haya un disco nuevo nuestro.
-¿Vivimos una época de hiperconsumo e hiperoferta?
-Totalmente. Y la gente también está muy ocupada en otras cosas. Estamos todos más preocupados de la supervivencia anímica que de cualquier otro asunto. Queremos que la vida no nos dé estos sustos, que cuando no es una pandemia es una guerra.
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-Vuestro disco es amable y luminoso. Parece adecuado para este momento.
-Nunca hemos hecho discos pesimistas, ni con un lado oscuro. Todo lo contrario, aunque tratemos temas delicados lo hacemos de una manera que no resulte agresiva ni al estado de ánimo ni al oído. Este disco es luminoso, enérgico y animoso: vamos a movernos, vamos a cantar y vamos a disfrutar.
-El peso de lo latino ha cambiado y ahora hay un boom absoluto, no sólo en España sino a nivel mundial. Aunque son músicas latinas distintas de las que vosotros cultiváis.
-Es totalmente distinto. No hay un solo género musical que no merezca el mayor de los respetos, aunque luego puede haber subgéneros, o determinados tratamientos que pueden resultar menos atractivos. Y reconozco que la música urbana, que incluye muchas cosas como el trap o el reggaetón, tienen una parte muy interesante. A la vista está. Si tiene un consumo masivo es porque tiene algo que engancha a la gente. El beat del reggaetón está muy bien para moverte y generar buen rollo, por ejemplo. Otra cosa es como luego adereces y envuelvas eso.
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-¿No os tienta?
- Llevamos 25 años experimentando con todo lo latino. Hemos pasado por ahí. Pero hay muchas formas de pasar. Y nosotros nos movemos de una forma discreta y muy melódica, y contando historias muy del día a día, de las relaciones amorosas, como siempre hemos hecho. Nunca hemos rehuido de nada.
-¿Cuál sería vuestra manera de pasar por este tipo de músicas?
- Es muy difícil que nos vayamos muy exageradamente para uno u otro lado, porque tenemos una referencia, para bien o para mal, que son nuestras voces. Y también los fraseos, la manera de cantar y componer. Somos muy de ir al beat con la sílaba, y de ir muy cuadrados. Bien es cierto que le damos muchas vueltas. No tratamos todas las canciones igual. Llevamos las voces donde creemos que les corresponde en cada caso, pero dentro de nuestro estilo, que marca no sé si un límite, pero sí un sello y una personalidad.
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