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rOBERTO tERNE
Jueves, 14 de noviembre 2019, 07:16
A decir por los años de trabajo y por las entradas agotadas en todas las fechas de su gira, podríamos encasillar a Manolo García en la categoría de los clásicos de nuestra música. Es cierto que este tipo de etiquetas suenan vetustas, pero también confortables ... especialmente para artistas como García, que han trabajado a pico y pala en la música partiendo desde la pasión, la empatía y por supuesto, del talento. El que fuera cantante de El Último de la Fila, Los Rápidos y Los Burros vuelve este sábado a Valladolid (Polideportivo Huerta del Rey, 22:00 horas), ciudad que el propio artista califica como «la más rockera de España». En esta gira Manolo García se nos expone en un formato acústico, que no mínimo, ya que viene flanqueado por una banda completa. A sus 64 años, el artista barcelonés afronta su exitosa gira con la composición de nuevas canciones. El futuro del pop español todavía tiene nombre y apellido muy común.
–¿Qué suele hacer Manolo García los días de diario entre concierto y concierto? ¿Le sorprendemos pintando nuevamente?
–Pues esta vez no (risas). Me pillas ordenando textos, músicas…. estoy ahora mismo metido en canciones nuevas. Digamos que ahora me toca maridar cosas que estoy creando. Pero en cualquier caso lo que estoy haciendo forma parte de un proceso similar al de pintar.
–¿Sigue viendo símiles entre ambas disciplinas? ¿La de la pintura y la de la música?
–Totalmente . Al final se trata de trabajar en algo que estimule los sentidos de la gente y el tuyo propio, de creador… ya sea pintando un cerezo porque te lo pide el lienzo o añadiendo una lírica determinada porque lo pida cierta melodía…
–¿Qué balance hace de esta gira acústica ahora que ha pasado más allá del ecuador?
–He constatado que con los formatos acústicos el cantante tiene más espacio para cantar… se puede permitir ejercer más el oficio de desarrollar su estilo. Cuando se va en eléctrico, el batería aprieta, el guitarra aprieta, el teclista aprieta… y al final el cantante se tiene que desgañitar, claro. Confieso que a mí me encanta desgañitarme pero también tengo que decir que en acústico disfruto mucho gracias al espacio que tengo ahora para cantar.
–¿Ha redescubierto algo en sus canciones al convertirlas en un formato más natural?
–Bueno… lo que hago con mis canciones es revisitarlas, rehacerlas… me gusta meter arreglos nuevos y buscar vías nuevas de acabarlas. Por ejemplo, me puedo pasar una tarde inventándome una melodía de harmónica sobre una vieja canción… es como con la pintura: Ahora le meto aquí un rojo que parte del verde o dibujo torcida una cereza. Este formato acústico me ofrece sonoridades nuevas. Se ve en canciones como 'Rosa de Alejandría' o 'San Fernando'. Todo lo que sea acunar el espíritu y dejar de ser absorbidos por el mundo político y social en el que nos vemos, es bienvenido.
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–En los años 80 usted vestía con chaqueta torera, Jaime Urrutia con una camisa de lunares, Alaska posaba con un sombrero cordobés… Era la llamada 'Moda España'. Por menos motivos ahora a un artista le llamarían 'facha' ¿no cree?
– (risas) Bueno… los tiempos han cambiado. Ahora hay un panorama muy feo de crispación que hace que la gente, en vez de comer palomitas mientras ve a los políticos discutir, parece que pasa a la acción y acaba pegándose entre ella también. Yo creo que todo parte de que se nos trata fatal… muchas veces no puede tratársenos peor. Entonces es cuando afloran las bajas pasiones. Los políticos deberían de ponerse con el cambio climático, con la distribución equitativa del dinero, con la dignificación del trabajo… Resumiendo: deberían de ponerse en la primera línea del buen rollo y querernos más. Cobran de nuestro dinero…
–A pesar de no ser 'coach' en 'La voz' y de no estar todo el tiempo en las redes sociales, sus conciertos se quedan sin entradas. ¿A qué atribuye tanta lealtad?
–Quiero pensar que el público nota que me gusta lo que hago… que palpa mi pasión por el arte y mi complicidad con la gente. Siempre busco todos los días un poco de lírica más que de prosa. Y creo que les llega mi idea de que no hay que ser feliz solamente en agosto o en navidad… hay que ser un poco feliz todos los días. Puede ser todo esto, digo yo…
–Hace unos años reunió a Los Rápidos y a Los Burros. ¿No se ve reagrupando a El Último de la Fila aunque sea de una manera ocasional?
–No… Aquello me hizo tan feliz en mi vida que lo tengo en un altar. No volveré al lugar donde fui feliz y no le hago ascos al presente.
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