Secciones
Servicios
Destacamos
Reconoce que su relación con el oboe ha mejorado desde que es director. Lucas Macías (Valverde del Camino, Huelva, 1978) dejó su silla de solista en la Royal Concertgebouw de Amsterdam para volver a la universidad, en ese caso de Viena, e iniciar su segunda ... carrera musical hacia el podio. Los últimos años ha dirigido a la Orquesta Sinfónica de Castilla y León en varias ocasiones, pero esta semana vuelve en calidad de oboísta para tocar el concierto que Mozart dedicó en 1777 a su instrumento. Estará a las órdenes de otro joven maestro, el mallorquín Antonio Méndez y completa el programa la obertura de 'Leonora', de Beethoven, y la 'Sinfonía nº4', de Tchaikovsky.
El sino, como inquietud del de Bonn y del ruso, que no del «jovial y ligero» concierto de Mozart. «Es una de las obras más odiadas para los oboístas porque pasamos la vida estudiándola. Siempre está en las audiciones y las pruebas. Y aunque parece más sencilla que los conciertos de Richard Strauss, Martinu o Vaughan Williams, este concierto clásico es más difícil técnicamente», apunta Macías. «No tiene la envergadura de su 'Concierto para clarinete' o los que escribió para trompa o violín, pero siempre ha gustado mucho al público desde su estreno, como escribe a su padre. Soy afortunado de poderlo tocar con esta orquesta, con la que me siento como en casa».
Nunca ha dejado la relación con su instrumento, pero agradece «no tener la obligatoriedad de los ensayos y poder estudiar un poco a mi aire. Intento concentrar la actividad solística para sacar el máximo provecho al estudio». Esta semana hará música frente al público, «Es un reto que me pone los pies en el suelo. Cuando dirijo estoy de espaldas al público. Si el director ha hecho su trabajo bien, el concierto es el momento de placer, de callar y dejar que la música fluya. En el caso del solista, al revés, su momento de máxima tensión. A nadie le importa cómo han ido los ensayos, solo cuenta lo que ocurra en el escenario».
Antonio Méndez, el maestro mallorquín que también repite en el podio del Miguel Delibes, está radicado en Leipzig y esta será la primera vez que trabajen juntos. Lucas Macías celebra que haya una generación de tantos buenos directores jóvenes en España, «pero no solo en la dirección, sino intérpretes. Cuando formaba parte de la Joven Orquesta Gustav Mahler, por el año 2000, éramos 6 o 7 españoles. Hoy hay una treintena, más que británicos y alemanes. Lo mismo ocurre en muchas otras orquestas centroeuropeas, hay músicos españoles con mucho talento, pundonor, seriedad y disciplina. Eso esboza un futuro muy prometedor para la clásica en España. La mayor parte de sus sinfónicas se crearon a comienzos de los noventa y pronto habrá un relevo generacional a gran nivel. Tenemos unas infraestructuras envidiables así que a apoco que se dé un apoyo fiel de la política, sabiendo lo que tiene entre manos, todo pinta muy bien».
Es director titular de la Filarmonía de Oviedo y de la Orquesta Ciudad de Granada, así que viviendo en Barcelona y con la mitad de rutas aéreas canceladas, Macías no para de aprender combinaciones logísticas que indefectiblemente pasan por Madrid. «La Filarmonía es más joven, nació en el año 2000, y en Granada la plantilla es más multicultural y madura. Ambas ciudades comparten su amor por la cultura, dentro de su tamaño. A pesar de la mascarilla, me han parado en las dos para decirme que están contentos de que yo sea el titular».
Con nuevo gerente pero aún sin titular en la OSCyL, Lucas subraya la importancia «de que la decisión recaiga en los músicos porque son los trabajarán con él, es básico para una relación fructífera y sana». El programa de esta semana está dedicado a Ricardo Moreno, percusionista de la OSCyL que murió el viernes.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.