León quiere un organista presbítero

Varios profesionales han expresado su sorpresa ya que ni en el Vaticano hay organistas religiosos. Joan Paradell (Igualada, 1956) es titular del órgano de la Capilla Sixtina desde 2011 y Giovanni Clavora Braulin de la Basílica de San Pedro, ayudados por Gianluca Libertucci. Tampoco en la doliente Notre-Dame, que lucía afamados instrumentos, se da la coincidencia de la vocación religiosa y musical siendo los laicos Pierre Leguay, Olivier Latry y Philippe Lefebvre los titulares del órgano mayor e Yves Castagnet y Pierre Mea, del órgano de coro. Precisamente fue un francés, Jean Gillou que murió en enero, quien inauguró el nuevo órgano de León. Gillou fue el organista titular de la iglesia de Saint-Eustache en París desde 1963 hasta su fallecimiento.

Compositores que han escrito su nombre en la historia de la música como Bach o Messiaen rigieron las melodías litúrgicas de Santo Tomás de Leipzig y de la Iglesia de la Santa Trinidad de París respectivamente. Y,aunque les alentó un hondo sentimiento religioso, no fueron presbíteros.

Si atendemos al panorama nacional, Roberto Fresco (Astorga, 1967) es el titular de la Catedral de la Almudena, profesor de la Escuela Katarina Gurska y director de la Academia de Órgano Fray Joseph de Echevarría de Tierra de Campos. El organista de la Catedral de Valencia –Pablo Márquez Garballo– tomó posesión de su plaza en 2012 con la misión de «revitalizar la vida musical de la seo» y el organista del Pilar de Zaragoza es JuanSan Martín Guerrero (Zaragoza, 1979), todos laicos.

Fresco admite que «la comunidad organística en España está, cuando menos, perpleja ante esta convocatoria. En primer lugar, por lo que parece ser una contradicción mayúscula de una catedral en la que se celebra un Festival de Órgano desde hace más de treinta años y que desde hace unos pocos posee un órgano del que se ha presumido de ser 'el mejor de Europa'. Esto viene a ser, si me permite la comparación, como querer poner un Mercedes de última generación en manos de alguien que lo único que ha conducido en su vida es un motocarro. Desde hace cincuenta años a Iglesia no se ha preocupado, salvo excepciones, de una mínima formación musical del clero. Las interpretaciones que se han hecho del Concilio Vaticano II siguen haciendo estragos con la cuestión de la música religiosa como ya lo predijo el P. Manzárraga, quien fuera director de la Escuela Superior de Música Sacra de Madrid. Eso llevó a que magníficos sacerdotes músicos con una sólida formación se vieran denostados en su doble vocación por esa aparente falta de modernidad. Ser organista es el resultado de un largo camino lleno de sinsabores y sacrificios –y también recompensas, es cierto– muchos de los cuales tienen su origen en la misma iglesia», sostiene Fresco. «Nadie duda de que si una iglesia necesita renovar su megafonía busca un buen profesional del sonido; si necesita unos bancos, buscará un buen ebanista; si necesita un cáliz, se lo encargará al mejor platero; si necesita restaurar unas vidrieras buscará los profesionales más competentes. A ninguno se les exigirá que sea sacerdote, ni siquiera se le preguntará si cree en Dios», remata el leonés.

Reconsideración

Juan María Pedrero Encabo (Zamora, 1974), profesor de órgano en el Conservatorio Superior de Granada, ha dirigido una carta al obispo de León, Julián López Martín, para expresarle su sentir. A los argumentos de Fresco, añade una reflexión en torno a «el valor de los instrumentos y el uso que se hace de ellos». «Si queremos dotar a nuestras catedrales de una música litúrgica de la mayor calidad, lo deseable es que los órganos estén en las mejores manos posibles, con organistas del máximo nivel, sean o no sacerdotes... Si no se revitaliza de algún modo la figura del organista litúrgico, como artista y profesional de alto nivel, dentro de no demasiado tiempo los órganos estarán en manos de aficionados... El exigir la condición de presbítero se revela como una solución muy a corto plazo; existen muy pocos sacerdotes en España titulados superiores en órgano y se está cerrando la puerta a todos los demás organistas». Pedrero Encabo pide al obispo que reconsidere una convocatoria que termina el 20 de junio. ¿Que pensará la decana de los organistas, Montserrat Torrent?