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Leiva, durante un momento del concierto en Valladolid. RICARDO OTAZO
Concierto

Leiva demuestra en Valladolid que las heridas con música sanan mejor

El cantante ofrece en la antigua hípica militar un concierto poderoso, que se hacer fuerte con un catálogo de canciones dedicada al desamor

Víctor Vela

Valladolid

Domingo, 3 de julio 2022, 00:25

Sabes que yo puedo puedo ser terriblemente cruel», advierte Leiva a las primeras de cambio, casi nada más abrir la boca, en el primer disparo certero de esta noche de julio (con veintimuchos grados a la luna y el presagio de un verano de precios ... y pasiones disparadas). «Puedo ser terriblemente cruel», amenaza desde el escenario, con la guitarra en ristre, el eterno sombrero, la sonrisa esquinada a la derecha y una camiseta de estampados imposibles que deja al aire sus brazos de tinta salpicados. «Puedo ser terriblemente fiel», dice también en otra línea de esta canción de 2014 con la que abre la noche.

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Y el público responde a la fidelidad prometida («ya sé, te puede resultar complicado») con esa complicidad del amigo entregado, del amante convencido, del colega de mil batallas. También, sí, del fan de nuevo conquistado por un catálogo de buenas canciones y disfrutones directos como el de ayer.

Galopa Leiva en esta antigua hípica militar encaramado a caballos ganadores, a una carrera de éxitos desbocados y que saltan a la pista con la belleza y protocolo de un derby en Ascot. Después de este comienzo 'Terriblemente cruel', Leiva le prende fuego al universo en llamas y, con 'La lluvia en los zapatos', entrega uno de sus muchos temas dedicados al desamor, a ese instante justo después de la ruptura, del hasta aquí hemos llegado, del campana y se acabó. Esas jornadas viudas donde las madrugadas son cuchillos y las sábanas parecen mortajas.

«Había magia y a veces se partía», canta en ese chaparrón sobre los zapatos. «Mírame por la ranura que ha quedado entre los dos», dice en 'Infinitos' (la tercera de la noche, con infinitos Leiva replicados en la pantalla gigante). «Después de bombardear por aire tierra y mar no ha quedado nadie», resume en ese hermoso parte bélico que es 'Guerra mundial'. Y entre medias, porque no todo iban a ser rupturas y despedidas, se entrega a la pasión inmediata con una versión más rockera de 'Animales' («estamos solos y no hay nada que nos pare»). Es la primera evocación perezosa a una vida anterior de la que también rescata, cuando ya está a punto de replegar altavoces, 'Como lo tienes tú' y 'Estrella polar', o ya en el final, 'Lady Madrid'.

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Pero antes suenan las melodías de la rabiosa 'Lobos', de 'Premio de consolación' o de ese doblete de manta, serie y Netflix que es 'Stranger Things' («Han pasado tu peli nueva y me he querido morir») y 'Breaking bad' («Ábreme los ojos, lánzame a las vías»), que regala en la macropantalla unos planos cenitales del escenario y las primeras filas del público.

Con este catálogo de desgarros, de canciones que hurgan en el dolor por lo perdido, en los arañazos y las llagas de la pasión baldía, avanza un concierto con el que Leiva regresa a Valladolid. «¿Estáis felices? ¿Os sentís libres? Pues qué más se puede pedir», asegura bajo los focos de esta gira 2022 que ha bautizado 'Cuando te muerdes el labio'. Y de ese gesto (a veces tímido, otras provocador) nace un concierto de poderío guitarrero (un foco sobre Leiva si la canción termina con un solo) y ovaciones en el foso.

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«El sufrimiento es el papel en blanco», ha dicho en entrevistas mil, porque desde el caos (y no con la vida bien peinada) nacen las mejores canciones. «Te quiero cuando me destrozas», canta en 'Sincericidio', tema con el que aborda un nuevo bloque de recuerdos sobre lo que pudo ser y a veces fue. «Siempre vas a perder, siempre te va a doler», cuenta en 'Superpoderes'.

«A lo mejor no fue ninguna estupidez dejar de esperarte», proclama luego en 'Flecha', con su disfraz de funk setentero (pasitos de baile incluidos). Y sigue la noche enfilada hacia 'La llamada' (himno que dedica a Camarón de la Isla) o, ya casi al final, 'Como si fueras a morir mañana', temas con los que Leiva certifica que no era cierto ese anuncio que lanzó al principio de la velada. No, no ha sido esta una cita 'Terriblemente cruel', sino todo lo contrario. Se ha desvelado la noche como una catarsis gozosa en la que Leiva (con una banda poderosa, siete músicos y la acogedora voz de Esmeralda Escalante) ha invitado a los suyos a lamerse juntos las heridas. Porque las cicatrices compartidas duelen menos y con buenas canciones sanan mejor.

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