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Integrantes de Anacronía durante el concierto. J. M. M
Opinión

El musical londinense

CRÍTICA DE MÚSICA ·

Anacronía ofrece un concierto pleno de estilo, gracia, técnica, afinación y equilibrio en la sala Delibes del Teatro Calderón

Domingo, 5 de mayo 2024, 12:51

Entre 1775 y 1781, los alemanes y masones J. C. Bach y C. F. Abel, tras sus éxitos en Londres, tomaron la dirección del ciclo de conciertos en los salones de Hannover Square, continuador del que la soprano Teresa Cornely fundó en 1975, conocido como ' ... Sociedad Bach-Abel'. Anacronía, con instrumentos de la época, y de memoria, presentó su programa con ese título, como cierre de la estupenda temporada que Juventudes Musicales de Valladolid ha brindado con el Teatro Calderón, imprescindible para la promoción de músicos y grupos jóvenes españoles.

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  • Anacronía D. Gutiérrez, traverso; P. Albarracín, violín barroco; L. M. Vicente, viola barroca; M. de la Linde, viola da gamba; M. López Manzanera, clave. Obras: J. C. Bach, C. F. Abel, J. Oliver Astorga, C. Ph. E. Bach y J. Haydn. Lugar: Sala Delibes del Calderón. Ciclo Tempo Clásico de Juventudes Musicales.

Anacronía se formó en 2020 con cinco músicos y desde su Premio Nacional en 2021 no ha dejado de intervenir en festivales españoles y europeos de música antigua, siendo residentes en dos de ellos. El repertorio nos llevó por lo que se oía en esa Sociedad Bach-Abel, que invitaba a conocidos intérpretes y compositores ante un público-socio desenfadado, que comentaba, reía o lloraba según el aire de lo tocado. Novedosa aportación de Juan Oliver Astorga, que fue como invitado y se quedó al servicio de la Sociedad, a la que sonó uno de sus 8 'tríos' conservados, muestra de su originalidad y nobleza, con la gamba como guitarra y otras sorpresas rítmicas, con flauta, violín y continuo (gamba y clave) en ejemplar prestación, como todo el recital. Dos 'cuartetos' de los titulares de la Sociedad dieron muestra del 'estilo galante'; un 'divertimento' de Carl Philippe Emanuel más sentimental y mayor trabajo para el clave, precursor del clasicismo de Haydn que le siguió, aún con resabios barrocos. Todo hecho con estilo, gracia, técnica, afinación y equilibrio, brillando como conjunto e individualmente, pues todos tuvieron ocasión de lucimiento. La Sala, casi al completo, así lo apreció, recibiendo el regalo de otro estupendo Haydn, que clausuró el ciclo entre largos e intensos aplausos.

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