Íntimo diálogo con el piano

El programa, profundamente elaborado con predominio de la tonalidad menor, mostró un pianista de diálogo personal con el piano, íntimo, de sonido claro, a la antigua en el mejor de los sentidos (silla y partitura), dando valor al reposo y al silencio para hacer sólo música, la técnica como herramienta básica, no como alarde, con un increíble toque en pianísimo y un sutil manejo del pedal.

Las '4 Baladas, op. 10' (1854) de Brahms, modélicas a sus 21 años, tuvieron lírico perfume oscuro y expresivo, en contraste con la luz vertida por su mentor y espejo Schumann en su 'Gran Sonata nº1 en Fa# m., op.11' (1833-35), dedicada a su esposa Clara, que tuvo una magistral 'Aria' (admirada por Brahms), basada en su lied 'An Anna'.

Y precisamente esa capacidad para contrastar atmósferas, mérito también de Solaun, brilló en su Chopin con 5 de sus inigualables 'miniaturas', en las que estuvo exquisito, tanto en el Vals, Mazurca, Estudio y dos Preludios. Pudo sorprender Prokofiev después, por su última de las '3 Sonatas de la Guerra', 'nº 8 en Sib M., op. 84', que tuvo su lógico dramatismo e intensidad total, pero que en el 'Andante sognando', de atmósfera onírica, emparentó con lo oído en Chopin.

En suma, sesión de alto nivel, generosa y entregada, que el público que casi llenó la Sala, acogió con entusiasmo. Solaun lo agradeció con un bis en la misma línea de perfección.