Ágora, en su senda de calidad

'Cradle Hymn' a voces blancas (grandes reguladores y excelente cadencia de cierre) trajo al noruego Kim André Arnesen (1980) y su 'Magnificat', dando título al programa. Sus siete versículos tienen un aire nórdico de unción, esperanza y luz, lejos de toda tensión y sí de lirismo, incluso con aire Biebl. La versión fue más que notable y contó como solista con Ángeles Herrero, soprano en formación con timbre, esmalte, expresividad, empaque y personalidad en todas sus amplias intervenciones que, como todo en el 'cantica', son variadas, exigentes, con hermosa exaltación de la humildad y acorde de cierre de difícil afinación solventado con acierto. Acompañó todo el concierto con habilidad y eficacia, Rodrigo de Luis. Bella sesión despedida con un bis.