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Samuel Regueira
Valladolid
Miércoles, 10 de octubre 2018, 11:18
Sus letras sudan Literatura, y no solo porque, como dijera en aquella ocasión, amara la trama más que el desenlace. Las canciones de Jorge Drexler, probablemente uno de los cantautores que siguen componiendo con más éxito de crítica y de público, prorrogan en 'Salvavidas de ... hielo', su último trabajo, el discurso poético, estético y musical del artista, que visita Valladolid el próximo 11 de octubre con un concierto que se celebrará en el Teatro Carrión.
–¿Cómo se integra 'Salvavidas de hielo' en su trayectoria artística hasta la fecha?
–Yo veo los discos como si fueran un holograma en el cual cada parte de la discografía resume el todo, aunque sea diferente a lo demás, y con su ingreso modifica al mismo tiempo lo previo. Pasa con los discos y también con las canciones dentro de un álbum; todas las demás adquieren un nuevo punto de fuga y se resignifican de alguna manera.
–¿El éxito de 'Movimiento' ha desdibujado el discurso principal de 'Salvavidas de hielo'?
–'Movimiento' tiene un rol central en el disco, es un poco su vector ideológico; pero también han triunfado en las distintas plataformas 'Asilo' o 'Telefonía'. El éxito de cada canción habla más de lo que cada uno va a buscar en la música. A 'Movimiento' la quiero particularmente porque es la que se relaciona más con su momento histórico, y la canción es un género maravilloso porque, sin salirse de sí misma, tiene acceso a toda una paleta de temáticas o de diferentes maneras de profundizar en lo humano, puede basarse en la emoción o en la reflexión para acceder al conocimiento a través de la emoción, pero también para aprehender el mundo.
–El artista cambia, el escuchante cambia, pero la canción permanece...
–No del todo. La canción funciona igual que la memoria; no es estática, sino que se modifica con el paso del tiempo. Los temas en esta profesión no se graban una vez, se defienden en vivo, las melodías previas claramente trabajan en función de esta y la nueva, al tiempo, en función de las antiguas. Todas ellas se complementan, son como palabras dentro de una larguísima frase.
Jorge drexler
–¿Y una revisión de cualquier tema no cambia el sentido a esa frase?
–Cada canción va cambiando sola sin que yo haga nada. Alguna se resignifica y toma diferentes carices, mientras que otras no resisten bien el paso del tiempo, lo cual también es un cambio perceptible. Por una u otra razón soy reacio a revisar lo que escribí otra vez, pensando en que debería tener respeto por quién fui yo entonces y en mis situaciones actuales. Hay temas, como 'Milonga del moro judío', que pervive por distintas situaciones en mi vida; otras han tenido un rol importantísimo y no las he vuelto a tocar en vivo.
–A veces en las canciones la frase se alarga en la vocal, y en el siguiente verso se atropellan las sílabas. ¿Está por encima la letra o la armonía?
–Es un recurso muy habitual desde que existe la combinación de música con palabra, que se fecha incluso antes del lenguaje hoy constituido. Es un gran componente tonal donde la relación entre el tono y el ritmo, por un lado; y el fonema, por otro, se ha modificado en todas las direcciones para darle una u otra expresividad a la palabra: cambia el tono, cambia la métrica, cambia el significado. Pero ni la letra ni la música son inamovibles, si yo me dedico a la canción y le tengo un gran respeto como género es exactamente por eso: porque una buena letra sola, no hace una buena canción ni una buena música tampoco. Y a veces unos versos o unos acordes que por sí mismos no dicen nada que se juntan y hacen milagros. Hay canciones como 'Volando voy', de Kiko Veneno, que a mí me parecen mágicas con un altísimo contenido espiritual y personal, y si te hubieran dicho que analizaras la música o la letra por separado no lo verías. El estado de gracia radica en su combinación, dentro del misterio que se encuentra en toda actividad humana.
Jorge Drexler
–¿Cómo se relaciona la música con la poesía?
–Yo creo que la poesía separada de la música o de una estructura rítmica es un elemento muy nuevo. Cuando aparece la escritura hace seis mil años a nadie se le ocurrió que tuviera puntuación, nadie pensó que para leer esos versos se debía estar en silencio, que es el foco de concentración más alto del ser humano. Hoy, en plena época del multitasking, se está perdiendo ese foco de concentración y leer una novela del siglo XIX es imposible. Pero antes la relación entre música y poesía era siempre cantada: el Cantar de Gilgamesh, los signos de inflexión tonal de la Torá... En algún momento, quizá alguien que estudie Literatura lo sepa, se empezó a escribir poesía más para el papel que para ser cantada. Sin embargo, no tengo dudas de que, de la misma manera que Lope de Vega escribía comedias, a día de hoy los grandes poetas se hubieran dedicado a la música, no a escribir solamente.
–Hoy muchos cantautores se avienen también a publicar sus propios libros de poesía...
–Entiendo lo que quieres decir, sí. Pero el hecho de poder publicar poesía escrita no significa que se tenga que hacerlo, debería ser solo cuando uno percibe que está listo y que se encuentra frente al acto expresivo de decir algo. Yo, a fecha de hoy, que ya se me ha ofrecido varias veces publicar unos textos que guardo en mi cajón, no siento que tenga que aportar algo, literariamente. Si quisiera editar lo que tengo, podría; pero por el momento siento que no debo: si cambiasen estas circunstancias, o mi relación con ellos, es probable que terminen viendo la luz.
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