Valladolid Jazz

Jesse Davis ilumina el LAVA de 'bebop'

La energía se notaba desde los primeros acordes de 'You never know', mientras Davis pendulaba, oscilaba y marcaba el ritmo con su pie izquierdo a ritmo de sus vigorosas improvisaciones. Esa energía, supimos más tarde de boca del saxofonista, era la que le transmitía el propio auditorio del LAVA, y que el cuarteto tan solo trataba de regresarlo de vuelta.

Davis sabía hacerse a un lado, metafórica y literalmente, para permitir el lucimiento de sus músicos. En 'Pray they be free' asistimos a una inusual oportunidad para el contrabajo de Ignasi González de arrancarse un solo, mientras que en 'Beyond the storm' el pianista, Joan Monné, tras varios intentos poco fructuosos de encontrar su volumen, desplegó sus vertiginosos dedos sobre el teclado con resultados sobresalientes.

Los técnicos del LAVA, por su parte, también supieron acompañar con las luces las diferentes ambientaciones que pedía cada canción. A ritmos más robustos, tonos púrpuras, que acompañaron a Davis durante la ejecución de 'In your window', a la que le imprimió acordes supersónicos; mientras que las canciones más melancólicas se empaparon de un azul que parecía la ambientación músico-pictórica de un 'neonoir' hollywoodiense de segunda mitad de siglo XX.

Pero sin duda la gran estrella de la noche fue el 'bambino', el más joven, el batería Joan Casares. Tras varios solos matemáticos y previsibles, en agradable confrontación con la imprevisible armonía del 'bebop', su versión de 'Evidence', de Thelonius Monk despertó no solo el entusiasta aplauso del público, también un intercambio significativo de miradas de aprobación entre sus más veteranos compañeros de conjunto, que contemplaban entre el pasmo y la satisfacción cómo Casares parecía encontrarse dentro de la película 'Whiplash' (Demian Chazelle, 2014).

Un predecible bis, correcto y de bienvenidos ecos latinos, dio por terminado el concierto, que ya había evidenciado que lo mejor acababa de quedar atrás.

Cada viernes de este mes, el LAVA se llenará de grupos locales, nacionales e internacionales, con sus particulares visiones y versiones de un género tan ecléctico como el jazz. «Es una música que se vive como un placer de otoño», valora José Luis Gutiérrez, coordinador y responsable del Valladolid Jazz.

El próximo viernes será el turno de Alba Careta, cantante y trompetista catalana formada en las escuelas holandesas. La siguiente semana será el turno del jazz más tradicional con Dan Barret & Enric Peidro Quintet. Barret ha tocado con Benny Goodman y ha sido trombonista de la banda de Woody Allen. El 18 Valladolid Jazz finalizará con Antonio Serrano, uno de los grandes armonicistas del país que ha colaborado con Paco de Lucía, Chick Corea y Wynton Marsalis.

El certamen también se reserva un espectáculo familiar. El domingo 19 a las 18.30 horas se celebra un show infantil con La Banda del Capitán Corchea. Fiel a sí mismo, el festival reserva espacios para antes y después de los conciertos principales con grupos locales y autonómicos.

Se podrá escuchar a la joven banda salmantina No cantes victoria (3 de noviembre), al proyecto instrumental de Celtas Cortos a cargo de Carlos Soto y Alberto García, El Alquimista Loco (10 de noviembre), al cuarteto vallisoletano Arkadi Project (17 de noviembre), y el grupo ganador de la beca de creación artística contemporánea de la Fundación Castilla y León en Segovia, Movimiento (24 de noviembre).