De la edad de oro del rock leonés queda el Purple Weekend, festival mod que en diciembre celebró su 32 edición, y los herederos de Los Flechazos, Los Cardiacos y Los Decrépitos, por citar tres bandas de los ochenta, cuyo eco pervive en ... el siglo XXI. De ello da cuenta Eloísa Otero en 'Inusuales. Ocho nombres de la escena musical leonesa' que ha publicado la Universidad de esta ciudad. El libro, con disco, recorre la historia de seis grupos y dos músicos de la hornada más reciente.
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El Gran Café es uno de los escenarios que hace de eslabón intergeneracional. «Por sus jam sessions han pasado casi todos los músicos leoneses», explica Eloísa Otero, que recibió el encargo del José Manuel Trabado, profesor de varios de los protagonistas. Pero hizo falta la concurrencia de las fotos de Juan Luis García, responsable de Juventudes Musicales en León, y el confinamiento para que Otero viera clara esta aventura. Precisamente varios grupos se forman en la Universidad, aunque la mayoría la frecuentaron poco, hasta que se impuso la música.
Yuri Méndez (León, 1979) inició varias carreras en Madrid abandonándolas todas para dedicarse a componer. Sus canciones en inglés le han llevado lejos en estos quince años en los que ha publicado ocho álbumes. Ha logrado vivir de su pasión alternando sus proyectos personales, como Pájaro Sunrise con Pepe López, con música para cine, televisión y publicidad. Cada historia narrada por Otero va seguida de una colaboración que en el caso de Méndez la escribe Yago Ferreiro, quien gestionó el bar Belmondo hasta 2018, una de las salas de referencia en la escena musical leonesa hasta su cierre.
Fabián D. Cuesta (Suiza, 1981) entró en contacto con sus compañeros de La Banda del Norte estudiando magisterio. Seis discos han grabado juntos con Juan Marigorta, «el aglutinador de buena parte de estas bandas», a la guitarra eléctrica. Define su música como «folk rock alternativo», en el que conviven el violín con los instrumentos clásicos del rock. 'Explicar los pájaros' es su último proyecto, además de producir a otros grupos. Gabriel Quindós describe su «eclosión sosegada».
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Juan Marigorta (Tarragona, 1978) lidera el grupo Zabriskie, con el que ha publicado tres álbumes, y también los Estudios Tripolares. Vocalista, músico de sesión, compositor, fotógrafo, realizador publicitario, es el hombre orquesta que dejó Agrícolas por Comunicación Audiovisual. De los cortometrajes al videoclip junto a la compañera de siempre, la música. Heredero del pop inglés setentero, no ha renunciado a su estilo ni para hacer una canción para el club de fútbol de su ciudad, la Cultural Leonesa. Álex Díez, de Los Flechazos, le considera el «quinto Cooper» (su actual banda).
Miryam Gutiérrez, que se dio a conocer en el dúo The Bright (tres lp) y mantiene otro proyecto paralelo, Feroe (un disco), iba a ser restauradora especializada en pintura, pero acabó en el escenario y en el ring. Con su guitarra folk se estrenó en las jam sessions del Gran Café donde conoció a Aníbal Sánchez. Cuando ella iba a dedicarse profesionalmente a lo que había estudiado, una llamada del Subterfuge inclinó la balanza hacia la música. También descubrió el boxeo y lo que fue una fuente de autoestima la llevó al circuito de competición. Aníbal, su compañero de dúo y de vida, constata que ella «siempre va por delante».
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Desde Ponferrada suenan The Morgans, la banda de los hermanos Miguel y Elías Rivas Rodríguez que llevan desde el 2010 tocando su «brit-pop-rock» con aires del Bierzo. Tres álbumes han lanzado al mercado en inglés y en 2020 comenzaron a componer en español, para animar a sus parroquianos durante el confinamiento.
Juan Carlos Suárez (Avilés, 1980) es profesor bilingüe de música y ha cumplido el sueño de grabar con su grupo, los Polaroids, en el mítico estudio de Abbey Road el disco 'Los territorios soñados. Londres-León'. Sus canciones «instantáneas» militan en el pop-rock y se multiplicaron exponencialmente durante el confinamiento. Cristina Pimentel y Jesús Palmero, del sello Marciano Sonoro Ediciones, desgranan el histórico de la banda en distintos estudios.
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Jorge Arias (León, 1983) es Arsel Rodríguez cuando se pone al frente de Los Cuervos y de The Cahoots. El trovador de la ciudad atiende durante el día el departamento de inglés de un call center. De noche, canta su repertorio que deja sentir sus preferencias por Cohen, Dylan y Cave. Tiene tras de sí cuatro discos y considera la música «comida para el alma». Zapi rememora el eco de Tom Waits en el Arsel del escenario. Pilar Cañas (León, 1995) es la benjamina del libro, la niña que comenzó tocando la flauta travesera y que la cambió por la guitarra electrica, la que tocaba clásica se despliega ahora en música experimental que habla con otras artes como la danza desde su cuarteto Pure.
«Tienen en común que todo se lo han hecho ellos», concluye Eloísa Otero. Salas, sellos y promotores locales para unos músicos «endogámicos», dice alguno, autosuficientes e independientes, dicen otros. Todos ellos conforman una estampa de la escena musical leonesa en la que a pesar de la pandemia siguen abiertas el Espacio Vías, del Ayuntamiento, el Albéitar, de la Universidad, y el Gran Café.
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