Rodrigo Cuevas, músico
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Rodrigo Cuevas, músico
«Soy gente de antes que vive en el mundo de ahora»Tiene algo de Freddie Mercury, de Almodóvar y de Martirio. Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985) se define como «agitador folclórico con culazo». Estudió en la ESMUC, tuba y piano, pero en Galicia le enganchó la música de las señoras mayores. Ese hilo le llevó a ... la música tradicional y la hace suya mezclando sintetizadores y panderos, bordados y cueros, asfalto y prados. Este domingo presenta su 'Manual de Romería' en el Centro Cultural Miguel Delibes con todas las localidades de la sala sinfónica vendidas.
–Llega a los teatros con todo vendido, ¿qué ofrece a su público?
–Estoy recogiendo lo que sembré, esperando que la gente se lo pase bien, se cague de risa y escuche folclore, esas cosas maravillosas que hace que quieran venir al concierto.
–¿Músico o showman?
–Más músico, pero me gusta bastante ser showman.
–Tras su 'Manual de Cortejo' viene con su 'Manual de Romería' ¿hay razones para celebrar el invierno?
–Me gusta el invierno y las fiestas de esta estación. Al contrario de lo que piensa la gente de ahora, había más fiestas que en verano porque había más tiempo para folgar, en verano había que trabajar mucho. Eran fiestas más domésticas, más bizarras, aprovechando la intimidad del espacio cerrado, más salvajes.
–¿No es usted de ahora?
–Soy gente de antes que está en mundo de ahora.
–Tanxugueiras y Rodrigo Cuevas representan un neofolk ¿qué ha cambiado con respecto a sus mayores musicales, Joaquín Díaz, Eliseo Parra,...?
–De Eliseo Parra aprendí mucho, fue mi primer maestro de pandereta y con él pase mucho tiempo en cursos, talleres, visitas a su casa. Tengo con él una gran deuda. Tampoco hay tanta diferencia, hacemos lo que nos toca, las cosas conforme a los tiempos. Cada uno mama de lo que tiene alrededor, según su momento social, musical, creativo, pero al final no nos diferenciamos tanto.
–Da mucha importancia a la escenografía ¿tiene alma zarzuelera con estética de cabaré?
–Me tiran más esos géneros por la estética, el jugueteo con lo popular con el público, eso es lo que más me atrae.
–Estudió tuba y piano ¿abandonó estos instrumentos?
–Gracias a la tuba entendí que podía ganarme la vida con la música. Empecé a tocar en bandas y a cobrar un sueldo, algo impensable con el piano. La tuba me ayudó, luego la vendí. En los conciertos soy más cantante que instrumentista.
–¿Cada vez es más letrista?
–En este disco no son todas mías, hay una con Vetusta Morla y muchas tradicionales. Pero cada vez me gusta más escribirlas, le estoy cogiendo el puntito.
–¿Qué futuro tiene la tradición en un mundo predominantemente urbano?
–La música tradicional es tan versátil que puede hablar de todo. No hay una dicotomía entre tradicional y urbano. Los chotis tienen su propia forma de hablar. No hay mayor tradición que las formas de hablar de la gente mayor, escuchar cómo juguetean con las comparaciones, con los refranes, hay un jugueteo poético y es tan urbano como rural. La música tradicional no entiende de esas diferencias, es más llana, simple y popular.
–¿Tiene abuelas que le asesoren?
–Me queda una abuela que me cuenta muchas historias de cuando era joven y muchas anécdotas. La gente mayor de mi alrededor son una inspiración.
–¿Les sigue con grabadora?
–Más bien charlo con ellos, no les veo como fuentes de las que estar sacando cosas, no voy con grabadora. Paso tiempo con mis vecinos y aprendo. A veces necesito grabar pero no les veo como bibliotecas.
–El año pasado le concedieron el Premio Nacional de Músicas Actuales ¿le ha cambiado la vida?
–De momento decido yo donde estoy, aunque la exposición te lleva a sitios en los que no te gustaría estar. Creo que la vida que tengo y la forma de trabajar me vuelve a colocar siempre en el lugar de lo popular y en la calle, donde me gusta estar.
–¿Qué es La Benéfica de Piloña?
–Es el antiguo teatro del pueblo que lo estamos restaurando y volviendo tras 90 años cerrado. Queremos abrirlo como espacio de cultura, de teatro, un lugar para hacer fiestas, recuperar tradiciones y crear historias, como centro social. Servirá para todo, desde hacer la presentación de un libro a un festival.
–¿Qué supondría la oficialización del asturiano como lengua?
–Supone primero dignificarla, luego alfabetizar a la gente en la lengua en la que aprenden a hablar, algo superimportante hoy cuando todo está normativizado y oficializado. Tener un lengua no oficializada supone darle una estocada final cuando está a punto de desaparecer. Los niños entran a la escuela hablando asturiano y salen hablando castellano. Las escuelas sin lengua oficial hacen limpieza de la lengua materna. Construimos niños que saben hablar asturiano que a los diez años lo pierden.
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