La finura del lied como despedida

'Siete canciones tempranas' que con 20 años compuso Alban Berg, aún influido por Brahms y Schumann en 'El ruiseñor' y su maestro entonces, Schönberg, y el impresionismo muestran el hiperromanticismo final del XIX e inicio del XX. Los textos poéticos fueron servidos por Uskola con buen gusto, trabajados hasta dominarlos de memoria en correcto alemán bien fraseado, voz con volumen y fresco timbre, riqueza dinámica y expresiva, homogénea, graves muy bien apoyados y técnica respiratoria, lucieron en todo el concierto.

Otoxoa de Alaiza fue fiel acompañante y se lució en ambos interludios entre Berg-Schubert- R. Strauss, con piezas de Liszt sobre lieder del segundo: 'Serenata' y 'El tilo'.

El bloque de Schubert tuvo en Uskola excelente intérprete por sentir y decir, en particular 'La muerte y la doncella'. El muniqués Strauss probó que el cantante se maneja también en el lied más abierto, con nota en 'Dedicatoria' y 'Día de difuntos', ironía en los centrales y buen papel de la pianista en éllos. En suma, una velada musical excelente de clausura bien recibida por el auditorio, remunerado con otro lied de Schumann.