Estopa celebra en Valladolid sus 25 años de Rumba-Rock

Surgidos en los coletazos del siglo XX y consolidados en el actual milenio, a Estopa se les debe -entre otras cosas- la perpetuidad y la vigencia de ese rock 'rumbeado' que no solo extendió la fusión entre la rumba y el rock sino que la ha llegado a popularizar y a perpetuar en un camino que sigue augurando futuro a decir por las ventas de sus actuales conciertos.

Pese a que siguen siendo 'los chicos frescos del barrio', el público actual de Estopa no entiende ni de 'zonas centro' ni de 'circunvalaciones'. La popularidad de los hermanos Muñoz se extendió hace tiempo a todos los distritos y, aunque anoche no había élites (ni se las esperaba) la diversidad de público estuvo servida.

A pocos minutos pasados de las nueve y media de la noche, los preliminares de la noche se materializaron en visuales repletos de declaraciones de clase. La ciudad, el barrio, las obras, los bares, la noche, el tráfico… la 'imaginería' del mundo Estopa se proyectaba en la gran pantalla calentando los motores a la salida al escenario de David y José. Ambos salieron con su empatía habitual sin mucha más ceremonia que la de ponerse al servicio de sus primeros éxitos. Así, arrancaron con 'Tu calorro' a modo de himno generacional para sus miles de seguidores Y es que a la primera de 'Fui a la orilla del río', el público ya no dejó cantar solos a las estrellas de la noche.

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Visualizando el escenario, queda claro que la gira de 25 aniversario de Estopa no ha escatimado en recursos humanos a decir por la banda que traen en directo. Y es que la banda que se traen los hermanos Muñoz es de las más completas de las giras de este año. Junto a las habituales guitarras eléctricas, españolas, baterías y teclados, el grupo ha contado con un enriquecedor 'set' de percusión y con un nombre de verdadero peso en los coros como es el de la cantante Chonchi Heredia. Estopa recuperan a Chonchi años después de tenerla en sus primeras grabaciones en gira. Para sus seguidores, escuchar su 'quejío' es verdadera gloria.

Realmente, la primera parte del concierto se resolvió con auténtica actitud de rock soltando los temas sin apenas presentación y con las guitarras eléctricas en primer plano tal como ocurrió con 'Cacho a cacho' y 'El día que tú te marches' . «Venir a Valladolid es obligatorio por muchos motivos».

Jugando con acordes propios y ajenos (los de Triana incluidos), poco a poco el escenario varió sus momentos convirtiéndose en terraza de bar o en verbena popular dependiendo de las canciones. Incluso un coche salió al escenario por aquello de guiñar un ojo a los primeros 'curros' del grupo. El concierto duró casi tres horas sin que ni el público ni el grupo aflojara. A cierre de edición, 'la raja de tu falda' seguía perpetuando una fiesta que perfectamente podría seguir celebrándose dentro de otra década más.