Borrar
Violetta, encarnada por Claudia Pavone, y Alfredo, por Airam Hernández, en el Calderón. Carlos Espeso

En las entrañas de 'La Traviata': así se monta una ópera

Técnicos, sastrería, maquillaje, peluquería, utileros... Hasta medio centenar de profesionales arropan a los 150 artistas que interpretan esta obra de Verdi en Valladolid

Victoria M. Niño

Valladolid

Martes, 10 de mayo 2022, 00:06

Las tripas del Calderón de Valladolid están horadadas por hormigueros de distintas especies. Nada más entrar, El Rubio (Juan Carlos Pastor) llena botellas de Moët & Chandon (etiqueta de mediados del XIX) con agua de la fuente a la que añade un refresco para lograr el color. Es el utilero, quien hace posible que el suflé no se baje, que ostras y langostas de plástico parezcan de verdad, que la copa que tienen que romper en el brindis no dañe a nadie. Pastor trabaja en el hormiguero de la tramoya, junto a los técnicos que coordina Davis Iglesias. Están haciendo 'la pasada', la prueba de todo para esta ópera de Verdi con la que el teatro retoma este miércoles su programación lírica.

Miguel Ángel Álvarez, director técnico, tiene un equipo de 22 personas. Nadie para, detrás del telón hay una mueblería, la que corresponde a las dos casas que saldrán en escena. Cada cambio es una coreografía que se ensaya con la misma precisión que los bailarines. Antonio Romero, el regidor, es quien controla todo desde lo alto. «Mi trabajo es coordinar los equipos. El primer cambio se hace con música, el público no lo sabe. Luego hay un cambio total, de una casa de campo a otra de París, de muebles blancos a rosas y tenemos dos minutos y cuarenta segundos», dice Romero.

Llevan desde el 11 de abril montando en el escenario mientras los cantantes ensayaban en la sala de Telones hasta el día 19. Luego bajaron al escenario y el día 5 llegó la Orquesta Sinfónica de Castilla y León.

María García comanda el hormiguero de la sastrería. Está emocionada con los trajes, «tienen unos tejidos increíbles», y toca un terciopelo bordado en negro de la chaqueta de una corista.«Mira, se me eriza el pelo». Durante tres semanas, cuatro personas han adaptado los trajes que encargó la Ópera de Escocia a los intérpretes de esta producción en el Calderón. «Modificamos pero no cortamos. Si hay que reducirlos se mete la tela escondida y si hay que añadir, luego se puede cortar. Como en teatro todo es mentira, no hace falta que luzca como si fuera para una boda, les digo a mis costureras que quieren hacerlo perfecto. Solo hace falta que parezca verdad, no que lo sea». Cuatro vestidos para Violetta, otros cuatro trajes para Alfredo.

Cada corista tiene una indumentaria, «cada uno tiene una bolsa con sus complementos. En el caso de ellas dos cambios, tienen abanico negro y blanco. Los botones son especiales, como lo que hoy llamamos gemelos», explica Marta. Pero lo que más la emociona es el respeto histórico de los trajes. «Por ejemplo, las bailarinas llevan pololos y pantalón corto, cosido hoy, pero antaño se dejaba abierto para que el público viera el 'paisaje'. Pues aunque no es necesaria la prenda se mantiene. Lo mismo que los corpiños, entonces se llevaba uno interior, la función del sujetador de hoy, y el de vestir. Se mantienen ambos». Las enaguas son de seda, los polisones, con ballenas para hacer al forma redonda sobre las nalgas. Los sombreros de copa descansan a la espera de sus coralistas. Por cierto que María Conde se viste con sus compañeras pero su tesitura de bajo, así que un traje masculino cuelga entre faldas y corpiños.

One Velázquez lidera el hormiguero de peluquería que es volante. One, Eva Rodríguez y Montse Hernando se trasladan a los camerinos de los artistas. Tienen dos horas para peinar a coro, bailarinas y elenco. Tanto ellas como el equipo de Lucía Martín Mateo, maquillaje, reciben las órdenes del director de escena. Leo Castaldi ha pedido «que sea lo más natural posible, sin elementos rígidos en peluquería y maquillaje que les favorezca pero sin ser muy marcado». Lucía está maquillando a Flora (Sandra Ferrández) que padece el calor. One prepara su peluca, la única, antes de peinar a Violetta. «Lleva un recogido, al que añado extensiones cuando está en la cama y al final, antes de morir, pelo suelto al que echamos cera y agua». El ejército se ha puesto en marcha por los vasos comunicantes entre los hormigueros. Todo listo para el ensayo general.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla En las entrañas de 'La Traviata': así se monta una ópera