El músico vallisoletano Pablo Gigosos, con un traverso de ébano. Alberto Mingueza

Pablo Gigosos, traverso barroco

«Me encanta la música antigua pero detesto guardar la estética del XVI»

El flautista vallisoletano, que tiende puentes con el arte contemporáneo, la danza o el audiovisual, ha grabado 'Rinaldo a cinque' y prepara su próximo disco

Victoria M. Niño

Valladolid

Domingo, 25 de agosto 2024, 08:30

Largo, delgado y de alma cálida, como su traverso barroco, así es Pablo Gigosos (Valladolid, 1993). Afincado en Basilea desde que estudió en la afamada Schola Cantorum, epicentro de la música antigua, es flauta solista de varias agrupaciones y la mitad del Brezza Ensemble, junto ... a la violagambista Marina Cabello. Nombraron a su formación brisa en italiano porque quieren refrescar el escenario de la clásica. 'Rinaldo a cinque', su primer disco, da cuenta de ello en la forma y en el fondo. Completan el quinteto Teun Braken (clave), Giulio Padoin (chelo) y Pablo Fitzgerald (cuerda pulsada). Gigosos, editor de imagen en sus ratos libres, ya trabaja en su próximo vídeo del programa 'Susurros en la corte'.

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–Ha contado en un vídeo 'Rinaldo', la ópera de Händel, con personajes de playmovil. Sin embargo su propuesta musical carece de palabras. ¿Qué les llevó a esa partitura?

–Es el disco debut de Brezza y la revista 'Melómano' nos dio el disco de oro. Queríamos algo original y diferente por ser el primero. Encontramos en la Biblioteca de La Haya un tratado de un músico del XVIII que hacía arreglos de ópera para un ensemble como el nuestro. Como no todo el mundo podía ir a la ópera, al igual que hoy, se hacían arreglos para formaciones camerísticas. Tocamos las arias de 'Rinaldo', no nos gustó pero en el manuscrito desvela su manera de trabajar y, tomándola como referencia, hicimos nuestros arreglos. El vídeo fueron 1.000 fotografías para contar la historia de la ópera, con texto y dibujos. Me encanta la música antigua pero detesto que por tocar obras del renacimiento tengamos que guardar esa estética. Estamos en el sigloXXI. Me gusta la interdisciplinaridad de las artes, todas se influyen entre sí. El arte contemporáneo me sirve para refrescar. Lo comparo con los museos. Hasta hace no tanto la gente no iba porque decía que no entendía. Hace medio siglo hicieron un lavado de cara y hoy todo el mundo entra en los museos. Eso querría para la música. No hay frase que más odie que la de que «es yo no entiendo» para justificar que no asisten a conciertos. ¿Es que no eres humano? ¿es que no tienes emociones? Pues no necesitas más.

–¿La voz que lleva la melodía es su traverso?

–En los tratados otorgan a la viola da gamba la función de la voz humana por considerarla el instrumento más próximo. Después, en el romanticismo, serán más instrumentos los que se asemejen. Cuando hicimos el cd quisimos mezclar. Del aria principal, 'Lascia ch'io pianga', hay mil versiones. Entonces Marina, con su viola da gamba, se dedicó a los ornamentos y cadencias para que la voz no fuera tan gambística. También la estética del álbum se basa en ese aria y en la historia de la princesa, enjaulada en un jardín. En la portada Marina/princesa sostiene una flor de girasol mientras el resto, nosotros somos cuatro 'rinaldos', le hemos quitado las demás.

–¿Qué importancia le da a grabar un disco hoy?

–La grabación provoca una sensación agridulce. Hoy la gente en general no consume cds. Yo sí porque considero que la calidad sigue siendo mucho mejor que la que ofrecen las plataformas. Hoy el cd es un portafolio para presentarnos, usamos un mail y el cd. Es una inversión práctica y nos han ayudado mucho las instituciones suizas. Ya preparamos el próximo que grabaremos en febrero y marzo de 2025.

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–¿Vive de tocar?

–Vivo de los conciertos desde hace casi cinco años, aunque no solo Brezza. Toco con una orquesta en Colonia, soy flauta solista de Los Elementos Orchestra, que dirige el coruñés Alberto Miguélez Rouco, con ellos grabé dos discos. Y con otra orquesta en Estrasburgo llamada Passions Croisées. A Marina y a mí nos va muy bien con Brezza y esperamos seguir mejorando. Nos han ayudado mucho los concursos, no solo por el premio económico sino por los contactos, los amigos, los ojeadores que te ven. Te agrandan la agenda.

–¿Qué distingue a Brezza?

–Mantenemos una diferencia musical y otra estética. En cuanto a la primera, hacemos improvisaciones. Era una práctica habitual en el barroco improvisar en los preludios, sobre todo los que tocan continuo, el clave, el chelo, para probar la sala, la acústica y el instrumento. Hasta Rachmaninov lo hacía, luego se pierde. Nos gusta recuperar esa costumbre y cuando tenemos colaboradores les invitamos a hacerlo también. En cuanto a la estética es un empeño y el resultado es muy bien recibido. Además desde 2023 Marina y yo hacemos un pódcast 'La trastienda barroca' en el que intentamos transmitir nuestra pasión. Si la música antigua nos enamoró a nosotros, también puede hacerlo con más gente que no acude a conciertos.

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–¿Qué le enamoró de la música antigua?

–Hay algo emocional y racional. Estudié flauta moderna en España y en Holanda pero algo no me convencía. Lo descubrí en un concierto en el Miguel Delibes de Julia Gallego. Me enamoró el sonido de la madera. También hay una parte racional. Acabé el grado superior sin problema, estudiaba también en Colonia, pero sentía que musicalmente me costaba tomar decisiones. En cambio en el mundo de la antigua hay que saber técnica, continuo (armonía), historia e historia del arte. Para tocar Bach te tienes que meter en su época, conocer la razón de su inspiración. Vengo de una familia no religiosa, no sabía nada y leí la Biblia para entenderle. En la flauta moderna te dan la partitura y con escuchar el cd del mejor intérprete, de Pahud ahora, y copiar sus respiraciones, vale. En al antigua tú decides donde hacer cada cosa para no romper la coherencia, el sentido armónico.

–Pertenece a la tercera generación del movimiento de interpretación históricamente informada. ¿Es purista o más laxo?

–La Schola Cantorum de Basilea es una institución que me encanta. Ellos crean una burbuja en la que te dan todo, musicología y técnica. Siempre buscan que lo que hagas tenga una justificación historicista, desde la respiración, el tempo, me encanta eso. Pero en cuanto empecé a tocar con gente que no se había formado allí, vi que había otras formas de hacer. Eso me enseñó a relajarme, hay interpretaciones distintas y todo está bien. Pero cuando el profesor te preguntaba en la Schola por qué hacías algo, la respuesta «porque me gusta» no valía. Nosotros somos la tercera generación y hay músicos que tienen una visión más laxa.

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De la partitura a la cámara y el guion

Pablo Gigosos se fuma un 'telemann', antes de afrontar el día. El músico vallisoletano ha iniciado el proyecto 'Fantasía' –grabará doce vídeos sobre otras tantas fantasías para el traverso del citado compositor–, con uno muy personal sobre su crisis de los 30. Le agobiaba el cambio de decena porque es el límite para muchos concursos, porque abandonaba la etiqueta de 'joven promesa' y se asomaba al abismo del virtuoso maduro. El Gigosos improvisador no se conforma con la partitura y aspira a su versión total; musical, visual, narrativa. Por eso se graba levantándose de la cama, fumando, sacudiéndose la desgana, presto a escalar el Everest de un día en el que no se siente el brillante artista que es. «Vivimos en una sociedad en la que tiene que parecer que todo va bien. El vídeo critica esa fantasía, esa irrealidad», dice. La película continúa con el músico en el súper. Hace la compra para la celebración. Vuelve a casa, se ducha, se pinta, se da el visto bueno ante el espejo, acorazado en su chupa de cuero, y acude al salón, a la fiesta de la que es el único invitado. Pablo Gigosos, guionista y director, rezan los títulos de crédito. Ha contado con la ayuda de su hermano, creador de videojuegos, de su prima fotógrafa, Martela Molucas, y espera involucrar a más familia. En el vídeo ' Chacona ' ha sumado a otra prima, Lucía Cardeñoso Gigosos, bailarina. En cartera, Miguel Gigosos Ronda, malabarista. «Mi abuelo fue arquitecto, tuvo nueve hijos y parece que su sentido estético ha permeado en su descendencia», afirma Pablo.

–¿Cómo conciben sus programas, con hilo temático, monografías de compositores?

–En todos hay un hilo conductor. Estamos preparando uno que se llama 'Susurros en la corte', de Federico IIde Prusia. Hay una anécdota de Bach, allí estaba su hijo Carl Phillip Emmanuel Bach y su padre le va a visitar. Federico no le deja ni descansar y nada más llegar le da un tema y le pide que improvise. Cuando volvió a su habitación escribió su obra 'Ofrenda musical'. También hacemos programas monográficos, por ejemplo del compositor Quantz.

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–¿Cómo gestionan el ensemble?

–Es complicado, más complejo de lo que la gente cree que es nuestro trabajo: estudiar, ensayar y conciertos. Nosotros somos nuestros managers, musicólogos e intérpretes. Desde hace tres meses tenemos manager, a ver qué tal. Es el mismo que Il Giardino armonico y nos ha conseguido tres conciertos en Italia para 2025. En España nos fue muy bien con la residencia en el AIE (Artistas, intérpretes o ejecutantes). Hicimos nueve conciertos con ellos. Con Brezza hacemos entre 50 y 55 al año, pero con eso no se vive.

–¿Trabaja ya en el vídeo de 'Susurros en la corte'?

–Federico II de Prusia vivió en Postdam, nosotros hemos tocado allí y fuimos formación residente en Rheinsberger, el palacio donde pasó su juventud. Nos dejaron el sitio para rodar 'Susurros en la corte'. Todo el mundo daba por sentado que Federico IIera homosexual y hay dibujitos en varias paredes del edificio. Así que he grabado unos susurros en tres idiomas que sugieren lo que diría la gente a la entrada del concierto, observaciones del tipo «se ha ido con un sirviente», «será maricón». En el programa de mano hay también hay algún guiño a eso dibujitos. Intento no ser ofensivo pero sí me parece que el arte debe inquietar un poco. Cuando, tras un concierto, el público habla de ello tomando unas cervezas, lo considero un éxito.

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–¿Seguirá viviendo en Basilea? ¿No hay oportunidades en España?

–Es un buena base de operaciones, estoy cerca de Estrasburgo y Berlín. Tiene una red de transporte público muy buena y se vive bien. No creo que en España pudiéramos vivir de música barroca como músicos free lance. De todas formas me gusta mucho nuestro país, su cultura, su gente, su arte y su gastronomía. Aquí se pueden hacer muchas cosas, el público llena cada vez que hay un concierto pero a la hora de programar hay muchas pegas.

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