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Valladolid es una cita habitual en las giras de Bertín Osborne. No sólo porque en ella cuenta con un nutrido y leal grupo de ... admiradores, que se darán cita el próximo domingo en el Auditorio Miguel Delibes, sino porque se trata de una ciudad cargada de recuerdos y de buenas amistades.
Es sabido que Osborne vivió dos años en la calle García Morato, mientras estudiaba Agrónomos en INEA, en el Camino Viejo de Simancas. Pero es menos conocido que ésta fue la ciudad donde, en cierto modo, descubrió su vocación. «Tengo muchos amigos en Valladolid y he vuelto luego muchas veces. Además, de hecho, yo empecé a cantar en Valladolid, cuando no era un profesional», recuerda en conversación telefónica con El Norte.
«En el Paseo de Zorrilla había una cafetería que se llamaba Noche y Día y allí, en el sótano, había una especie de escenario donde iba a cantar gente a la que le apetecía. Esos fueron los primeros pasos míos como futuro cantante y resultó muy divertido». Esto ocurría en torno al año 1978, tres años antes de que grabara su primer disco, 'Amor mediterráneo'.
En las casi cuatro décadas transcurridas desde entonces, Bertín Osborne ha registrado una treintena de discos en español, a los que hay que añadir algunos más en otros idiomas. Aunque surgió como cantante melódico, en el año 2000 descubrió su talento para las rancheras con su disco más vendido hasta la fecha, 'Sabor a México', del que se despacharon un millón de copias. Y que ha dado pie a nuevas entregas en torno a este repertorio, la última de las cuales es Yo debí enamorarme de tu madre, el disco que presenta el domingo.
«Siempre he sido muy aficionado a las rancheras. Las escuchaba en mi casa y las cantaba desde niño. Pero la idea de grabarlas en disco surgió por casualidad», recuerda. «Cuando vivía en Miami asistí a la fiesta de unos amigos venezolanos en la que actuaba un mariachi y yo me animé y me puse a cantar con ellos. A esa misma fiesta había acudido también el presidente de Universal y cuando me escuchó me dijo: tú estás perdiendo el tiempo, tienes que cantar rancheras. Y así fue como surgió 'Sabor a México', que resultó un éxito monumental».
Desde entonces ha grabado media docena de discos dedicados al repertorio mexicano, que ha intercalado con otros en distintos estilos. Una de las apuestas más novedosas fueron sus dos entregas con acompañamiento de 'big band', al estilo de los clásicos 'crooners' norteamericanos. Una de ellas estuvo dedicada al repertorio de standards de Frank Sinatra y otros intérpretes que admira de ese género, y en el otro, 'A mi manera', revisaba temas propios con ese aire. Algunos de estos temas podrán escucharse en Valladolid. «Me divertí mucho grabando con una 'big band' americana. Es una música que me encanta y que he cantado desde siempre».
Cuatro décadas de carrera dan para mucho. También para descubrir otras vocaciones complementarias, como la televisión. Hoy Bertín Osborne quizás sea más conocido por su faceta de presentador que por la de cantante, pero él tiene claro el orden de prioridades. «La televisión es muy absorbente, pero yo antes que nada soy cantante y luego presento ocasionalmente programas de televisión, donde me ha ido bien y estoy encantado. Pero yo nací siendo cantante y sigo siendo cantante, que es lo único que de verdad creo que hago bien».
Una de las claves de su estilo como presentador es la naturalidad y su desparpajo en la improvisación. «Yo lo he hecho siempre así, desde el principio, y como me ha ido bien no he tenido que cambiar. De todas formas, esa forma de hacer me la fomentó Valerio Lazarov. Un día me dijo: 'Hazlo como lo estás haciendo y no cambies nunca, no intentes inventar'. Esa es una frase muy de Valerio. Me animó a hacer las cosas a mi manera, sin hacer caso a nadie, ni siquiera a él».
Esa forma personal de hacer las cosas se basa en trabajar sin guion, jugándosela en la espontaneidad del momento. «Mi aire personal consiste en no tener guion nunca. Yo he salido al escenario a hacer un programa simplemente con una escaleta en la que se me indicaba quien participa, quién sale, quién canta y a quién tengo que hacerle algunas preguntas. Sólo con eso te hago el programa. Evidentemente lo hago a mí manera». En los programas de 'Mi casa es la tuya' hay un poco más de trabajo de documentación sobre el personaje, pero poco más. «Es verdad que conozco un poco la vida del que viene, pero luego nos ponemos a charlar; no hay nada más».
La otra clave del éxito radica en esa bonhomía que le lleva a tener amigos de todo signo político y condición, lo que últimamente empieza a ser algo conflictivo en España. «Yo me llevo bien con todo el mundo, eso es algo que me enseñó mi madre. Desde pequeño he sido siempre relaciones públicas de todo. Ahora soy relaciones públicas de mí mismo.
Además, añade, «es que yo encuentro puntos de interés en todo el mundo, en todo tipo de gente, piensen lo que piensen. Esa es mi idea. Yo personalmente he votado a Cs y a Rosa Díez y nunca he votado al Partido Comunista, porque me parece cosa del siglo pasado. Pero tengo tres amigos comunistas con los que me río muchísimo. Yo me meto con ellos y ellos conmigo. Pero tenemos una relación fantástica. Si todo el mundo hiciera lo que hago yo, probablemente habría muchos menos problemas en nuestro país».
La crispación y la polarización afloran inevitablemente y Osborne no puede dejar de abogar por el entendimiento. «Hoy en día todo el mundo está polarizado, en los extremos, y todo el mundo odia al que no piensa como él. A mí eso me parece una perfecta gilipollez. Mi padre, que es un señor de noventa y tantos años, me dice: 'Tú es que eres demasiado tolerante'. Y yo le replico: 'No, jefe, es que hay que ser constructivo. Tenemos que construir una sociedad entre todos y aquí cabemos todos. Debemos que llevarnos bien con el de al lado, sea lo que sea y piense lo que piense. Si en realidad casi todo el mundo es decente, independientemente de sus opiniones políticas. Y si hay alguien que no lo es, la misma sociedad lo expulsa. Más del 90% de este país es buena gente, gente normal. Yo puedo irme a cenar con dos tíos de extrema izquierda y de nuestra conversación estoy seguro de que saldrán cosas constructivas, para ellos y para mí. Creo que es así como hay que hacer las cosas. Lamentablemente no es en esa dirección hacia la que caminamos en España últimamente».
El concierto del próximo domingo en el Auditorio Miguel Delibes será el último en España antes de dar el salto a México, donde estará durante cerca de un mes. Luego regresará a nuestro país para reanudar la gira y preparar su próximo disco, que saldrá seguramente en octubre.
«Tengo dudas con el nuevo disco. Tengo la obligación de hacer otro de rancheras, porque cuando hice este último, que ha ido fenomenal, firmé un compromiso con la empresa mexicana de que si superábamos determinadas ventas haría otro disco de rancheras con ellos, y esas cifras se han superado. De modo que tendré que hacer ese segundo disco de rancheras. Pero también tengo la idea de hacer otra cosa, así que tengo que decidir a qué le meto mano primero».
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