La orquesta y el coro durante el concierto. E. A.

Navidad con acento francés en el Delibes

CRÍTICA DE MÚSICA ·

La OSCyL, dirigida por François López-Ferrer, dejó un aroma ideal para una obra a la que el coro acompañó con dinámicas que se movieron en las medias voces para expresar elegantes melodías

Sábado, 21 de diciembre 2024, 16:27

La Navidad resultó diferente en el concierto extraordinario de la OSCyL. Tres compositores franceses de la misma época, aunque con estilos diferentes, coincidieron principalmente en un modo ejemplar en servicio de la melodía. La 'Pavana óp 50' de Fauré abrió la tarde con temas elegantes ... y sencillos. La orquesta, dirigida por François López-Ferrer, nos dejó un aroma ideal para una obra a la que el coro acompañó con dinámicas que se movieron en las medias voces para expresar con delicadeza unas elegantes melodías.

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  • OSCyL Concierto extraordinario de Navidad

    Director: Fracois Lopez-Ferrer.
    Carlos Goikoetxea, piano; Mireia Tarragó, soprano; Marisa
    Martins, mezzosoprano; Mariona Llobera, contralto; Matthew Thomson, tenor y Marc
    Pujol, barítono.
    Coro de la OSCYL (Jordi Casas, director)
    Auditorio Miguel Delibes, viernes 20 de diciembre de 2024.

El concierto para piano en sol mayor de Ravel contó con Carlos Goikoetxea, ganador del Concurso Frechilla-Zuloaga. Su versión nos mostró a un solista cuidadoso y preciso. La debilidad de volumen fue, sin embargo, preciosa. Se entendió con la orquesta con expresividad deliciosa en algunos pasajes. Del ataque del 'Allegro' inicial al 'adagio', que es una invitación para expresar con gusto. El solista lo aprovechó muy bien, bajo el aire de vals, acompañado por el corno inglés y el arpa, perdiéndose hasta el 'planísimo' cerrado con brillantez. El 'presto' final es un reto para el virtuosismo. El solista supo extraer el equilibrio entre pasajes ligeros y poderosos, con una pulsación delicada. Los aplausos obligaron al pianista a ofrecer una breve propia, también de Ravel.

El 'oratorio de Navidad op. 12' de Saint-Saëns es una bellísima obra, plagada de melodías de generosa variedad. Está escrita para cinco solistas, coro y orquesta de cuerda. Los solistas fueron un conjunto equilibrado, destacando la soprano Mireia Tarragó en el dúo 'Benedictus qui venit', junto al barítono Marc Pujol. Fue uno de los mejores momentos dentro de las variadas intervenciones a trío, cuarteto y quinteto. El órgano y el arpa tienen protagonismo transversal en la obra y así lo reconoció el público al final. El coro demostró madurez en una obra que no exige límites extremos. Las entradas sonaron unidas y el director llevó a todos con suma facilidad.

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