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Dentro de la programación de verano de la OSCyL, el ciclo Plazas sinfónicas está siendo recorrido por la OSCyL Joven, formación de reciente creación, llevada a cabo por la Consejería de Cultura, Turismo y Deporte, con objeto de retener y promocionar el talento musical de ... la Comunidad. Por lo que hemos comprobado en un primer contacto y fuera del bullicio de las plazas, la joven formación sorprendió con un concierto de calidad de la mano de Vasily Petrenko, uno de los directores carismáticos muy vinculado a Valladolid.
OSCyL Joven Concierto extraordinario
El programa fue un acierto. Tanto la suite nº 1 de Romeo y Julieta de Prokofiev , como la sinfonía nº 5 de Shostakovich, son obras que nos permitieron apreciar el nivel de estos jóvenes. Ambas contienen numerosos pasajes que alternan muy bien las intervenciones solistas con el conjunto.
Prokofiev compuso dos suites a partir del ballet 'Romeo y Julieta', para destacar la belleza de su obra, que había contado con bastantes detractores. Las suites consiguieron el efecto deseado y su estreno fue un éxito. Petrenko, marcó siempre con su conocida exactitud, que permite a los músicos tocar con seguridad. Destacaron las flautas, el clarinete, el oboe y la trompeta dentro de una 'síntesis poética' de gran valor. El 'minueto' lleno de fuerza, el 'madrigal', bajo una tensa percusión y el desenlace final de 'La muerte de Teobaldo' marcado por los golpes de percusión , expresaron el trágico final en una sobresaliente versión.
La sinfonía nº 5 de Shostakovich mejoró aun la buena impresión de la orquesta. Petrenko planteó una versión muy bien modelada. Un primer tiempo de contrastes bien marcados por la cuerda, que respondió con envidiable nivel, después el 'scherzo' al que los jóvenes dotaron de su carácter más popular, contrastado por el solo de violín. El 'largo', estuvo plagado de detalles dentro del impecable unísono de la cuerda. Las flautas vertieron con la sutileza del arpa un momento de lirismo, subrayado por el oboe. Fue la preparación para el exultante tiempo final en el que la orquesta obtuvo su más alto nivel, ayudada por una partitura efectista y por la energía de unos jóvenes cuyo progreso se apreció con claridad bajo la experta batuta de Petrenko.
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