Guinovart encuentra la belleza
Emmanuel Pahud estrena el 'Concierto de flauta nº2' con la Sinfónica de Castilla y León con Fischer en el podio
Emiliano Allende
Viernes, 7 de junio 2024, 13:30
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Emiliano Allende
Viernes, 7 de junio 2024, 13:30
El programa tenía dos obras muy diferentes. En primer lugar, un estreno absoluto, el 'Concierto para flauta n.º 2', de Albert Guinovart. Autor prolífico e inspirado en todos los géneros, enriquece su biografía con su labor como pianista y docente. El nuevo concierto ... contó con Emmanuel Pahud como solista, un virtuoso que hizo una versión espléndida de la obra. Extrajo su riqueza melódica y supo transmitir la inspiración que Guinovart vierte en sus tiempos, con títulos tan sugestivos como, 'Y del viento llegó la luz', 'El corazón de Eolo' y 'La danza del aire'.
Un aire, que fue un soplo de frescor melódico. Los pasajes virtuosos no supusieron problema para Pahud. La disposición inicial con el solista en el centro y los dos flautistas en los extremos, fue una original forma de 'mover' el viento tal como salía del instrumento del solista. Los cromatismos ofrecieron una grata sensación de contacto con la naturaleza. En la danza final Guinovart luce una sintaxis madura que Pahud tradujo en lúcidos fraseos. Si Guinovart dice buscar la belleza de modo sencillo, puede estar seguro que este concierto rebosa belleza, con un efecto trasmisor muy grato. El director se sintió a gusto entre solista y orquesta. Guinovart recogió los numerosos aplausos y Pahud invitó a los otros dos flautistas, y junto a Thierry Fischer, interpretaron, unos breves motivos de 'La flauta mágica', de Mozart.
El contraste lo puso la 'Sinfonía nº 7. Leningrado' de Shostakovich. La más larga de la serie, es un compendio de acuerdos y obsesiones, de un autor que dedicó su obra a una ambigua relación con el régimen soviético. La orquesta estuvo impecable, en los 'tuttis y en los remansos que Fischer supo resaltar. Hay motivos que hacen protagonistas a los menos habituales como el clarinete bajo o el fagot. Todos estuvieron a gran altura en una versión que Fischer resolvió de modo brillante.
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