Casi sin tiempo, se anunció el cambio del pianista italiano Francesco Piamontesi, por el sevillano Juan Pérez Florestán. No dio tiempo a imprimir el programa de mano, así que el pianista esbozó brevemente unas palabras antes de cada una de las piezas.
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No fue sorpresa ... saber que Florestán es un gran pianista. Su carácter prendió, pronto en los asistentes. En las danzas argentinas de Ginastera, el pianista mostró un sonido poderoso contrastado con pianos espléndidos. Fueron fieles a su incipiente expresionismo dentro de un ambiente puramente argentino como se demostró en la última danza, un 'malambo', obsesivo captado de modo impecable por el pianista.
Juan Pérez Florestán, piano
La sonata nº 23 'Appasionata', de Beethoven, es una de las grandes. Los dos motivos que componen el movimiento inicial, suponen una preparación para la entrada del tema que Florestán, como el propio Beethoven, tratan de dar salida, explorando con distintas modulaciones. Los argumentos pianísticos del solista mostraron su dominio total del sonido, que contrastó con el andante, una aparente balsa, con un comienzo dulce. Dos acordes de séptima disminuida llevan al final Uno suave y el otro salvaje para dar comienzo al torbellino final con increíbles 'fortes' de potencia, abrumadora y staccatos exactos, hasta llegar a un dramático final. Una tragedia griega en palabras del propio pianista.
En los 'Cuadros de una exposición', de Mussorgsky, Florestán intentó con sus palabras entender la inspiración desbordante de cada uno de los cuadros que recorren la obra, enlazados con el 'Paseo', que el autor armonizó siempre de modo diferente. Imposible incluir aquí los detalles que Florestán fue dejando. Los cambios de ritmo, los grados de dinámicas, los 'fortes' enlazados hasta llegar a 'La gran puerta de Kiev', fue una sucesión de virtudes de este gran pianista que interpretó ya fuera de programa el 'momento musical en fa menor', de Schubert, una pequeña joya, tallada con delicadeza, para resaltar su estructura, perfecta. Bravo, por llegar sin previo aviso, y hacer un concierto extraordinario y enhorabuena a los responsables de encontrar en tan breve tiempo a este joven que no solo sedujo a los jurados de los premios Paloma O´Shea o el Arthur Rubinstein. Lo hace cada vez que tiene delante un piano.
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