Roberto González-Monjas y Herbert Schuch, en el Delibes.

Dos grandes músicos

Roberto González-Monjas y Herbert Schuch llenan la sala de cámara del Delibes con obras de Lili Boulanger, Clara Schumann, Brahms y Beethoven

Emiliano Allende

Martes, 19 de diciembre 2023, 18:08

Sala de cámara al completo para el concierto de Roberto González-Monjas y Herbert Schuch. Roberto tiene una biografía que por sí sola llenaría el espacio dedicado a esta crónica. Solo citaré, como resumen, que acaba de ser nombrado director titular de la Sinfónica de Galicia ... y la temporada próxima lo será también de la Orquesta del Mozarteum de Salzburgo. Pero antes le hemos visto crecer como violinista. Muy pronto su nivel le ha llevado a cotas muy altas como solista. El lunes volvía a casa junto al pianista Herbert Schuch cuya versatilidad y virtuosismo le han dado a conocer como un solista contrastado.

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Yendo ya al concierto, para empezar, escuchamos 'Tres romanzas', de Clara Schumann. Toda una muestra de intuición y espíritu, pleno de pasión romántica. Las piezas fueron una buena presentación del dúo que atacó después la 'Sonata nº 1', de Brahms. Afrontar con seguridad la música de cámara de Brahms es siempre un reto. Schuch demostró su buena técnica y se unió con éxito al violín ya en el primer tiempo. El violín asume la responsabilidad del adagio. Roberto lució en él sus virtudes; afinación impecable, articulación fácil y expresión para dar hondura al tiempo nuclear de la obra. En el tiempo final, los intérpretes intercambiaron con muy buena conjunción la riqueza, apasionada, pero siempre equilibrada en este autor.

Ciclo de Cámara

  • Roberto González-Monjas, violín; Herbert Schuch, piano. Obras de Clara Schumann, Brahms, Lili Boulanger, Beethoven. Auditorio Miguel Delibes.

El dúo interpretó después 'D'un matin de printemps', pieza originalísima de Lili Boulanger. La obra muestra una rara combinación entre romanticismo e impresionismo que sonó primorosamente en el violín de Roberto González-Monjas y en el especial 'punteo' del piano de Schuch.

Al final esperaba la 'Sonata para violín y piano nº 10', de Beethoven. El comienzo presenta una rica variedad de temas con sus combinaciones. Imprime ligereza y conduce al adagio, un bellísimo lied, que anuncia el piano y da paso al violín. El dúo transmitió una calma infinita, fruto de su honda expresión, que solo rompió la llegada del scherzo, tiempo que permitió al violinista trazar una primorosa ascensión hacia el agudo. Las continuas variaciones del tiempo final terminaron con ambos solistas en lo más alto.

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Hubo propinas. Una 'Marcha miniatura vienesa', de Kreisler y, la apreciada 'White Christmas', de Irving Berlin, como regalo de Navidad

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