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Un pasaje del concierto en el Auditorio Miguel Delibes. E. A.
Opinión

Digno final a una temporada brillante

Crítica de Música ·

María Toledo se fundió con la OSCyL para cerrar un concierto que, aunque no logró la excelencia de otras tardes, puso el broche final a un ciclo extraordinario

Viernes, 14 de junio 2024, 12:55

La cancelación de la violinista Hilary Hahn, hizo variar el programa inicial. La norteamericana iba a tocar el concierto nº2 del argentino Ginastera, mientras que la sustituta, Alina Ibragimova, optó por el concierto de Beethoven. Las dificultades de esta obra son bien conocidas.

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  • OSCyL Concierto de abono nº 19.

    Director Thierry Fischer.
    Solista de violín: Alina Ibragimovba.
    Cantaora: María Toledo.
    Obras de Beethoven, Granados y Falla.
    Auditorio Miguel Delibes, jueves 13 de junio de 2024.

Ibragimova atacó ... con incertidumbre el primer movimiento después de la introducción orquestal. Su sonido no fue suficiente y tuvimos que esperar al 'largo' para apreciar las virtudes de la rusa, que supo expresar en 'pianísimo' el sosiego, con serenidad. El ataque muy rápido del 'finale' sorprendió a Fischer. El resultado dejó ver que el acoplamiento entre solista y director no fue a veces el adecuado por la dificultad de una obra que hace complicado casi siempre obtener resultados óptimos.

En la segunda parte, el 'intermezzo' de Goyescas de Granados fue mejor entendido por todos, aunque en las obras que contienen raíces populares hay un 'tempo' interno que solo se consigue cuando se libera de la dictadura del compás.

En 'El amor Brujo' de Falla la cantaora María Toledo contagió con sus primeras frases el aire de autenticidad que necesitan obras como esta. Su voz desgarrada y poderosa tal vez no hubiera necesitado ser amplificada. La 'canción del amor dolido conectó muy bien con el espíritu del compositor gaditano. La orquesta sonó con empaque en esos empastes tímbricos tan originales que han hecho de Falla un compositor universal. La 'danza ritual del fuego' es una pieza única. Su ritmo agitado, cuajado en dos soberbios temas, nos hizo recordar por momentos, una imagen ardiente de una plasticidad conmovedora. Con el final de 'Las campanas al amanecer', María Toledo se fundió con la orquesta para cerrar un concierto que, aunque no logró la excelencia de otras tardes, fue un digno final de una temporada extraordinaria.

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