La danza toma el Delibes

Haendel era un maestro en conseguir un barroco peculiar a base de frases cortas muy bien trabajadas en los contrapuntos. Ayer volvió a sonar con la frescura bajo la batuta de Jeannette Sorrell, una directora que ha tenido buenos maestros. Sus versiones, sin embargo, no aportaron nada nuevo. Tampoco era fácil después de habernos acostumbrado en los últimos tiempos, a la escucha con instrumentos historicistas. Sonaron los tiempos con fluidez, aunque se echó en falta una mayor claridad en las líneas sonoras y una mayor gama de matices. El público aplaudió estas versiones, siempre luminosas, destacando la encomiable labor de las trompas que marcan la identidad de estas piezas. También colaboraron trompetas y maderas aunque el equilibrio con la cuerda no siempre fue el deseado.

Antes de la esperada llegada de la danza, escuchamos la 'Sinfonía en Re menor, op 4 nº 1' de Boccherini. Los tres movimientos sonaron con mayor motivación, la conjunción fue mejor y los 'tempi' se adecuaron a las señas de este autor tan querido por los madrileños.

El protagonismo esperado, llegó con la presentación de la Escuela Profesional de Danza 'Ana Laguna', fundación vinculada a la Conserjería de Educación de la Junta de Castilla y León. Esta primera prueba fue muy bien acogida por el público. La obra elegida fue el ballet extraído de la ópera 'Idomeneo' de Mozart. Fueron seis los números mostrados con una buena coordinación y sincronización con la música. Los movimientos, resultaron originales y en general la puesta en escena destacó por un dinamismo notable que no decayó desde la 'Chacona' inicial al 'Pasacalle' final, con los trece componentes sobre el escenario. En resumen, un concierto diferente que sirvió como ligero respiro a los intensos vividos en el último mes.