
Bach, rey de la jungla
La violinista Leticia Moreno aborda con su cuarteto un programa que une la tradición europea y los nuevos mundos sonoros que abrieron a partir de ella Villa-Lobos y Piazzolla
Emiliano Allende
Lunes, 24 de marzo 2025, 13:35
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Emiliano Allende
Lunes, 24 de marzo 2025, 13:35
Bajo el sugestivo título 'Bach en la jungla' se presentó dentro del ciclo de cámara un cuarteto de formación poco usual. Abrió el concierto, 'Sonata ... nº.4, para violín y clave', de Bach, con la violinista Leticia Moreno y al bandoneonista, Claudio Constantini. Aunque el empaste no acabó de convencer, las dudas se disiparon con el cuarteto al completo con, la adaptación de la 'Bachiana brasileña nº 5', de Villa-Lobos que sonó con muy buen encaje en lo tímbrico y con mención destacada para el contrabajista Edicson Ruiz, que acogió con su precioso sonido, todo lo bueno que iba sucediendo, incluido el protagonismo de Leticia Moreno que lució con su fraseo y color de mucha calidad. La 'Sonata chiquitana nº 4', una pieza anónima recogida por los jesuitas fue un detallado ejemplo de la elevación del contrapunto derivado de Bach, muy bien ensamblado con la labor del pianista Matan Porat.
Leticia Moreno, violín; Claudio Constantitini, bandoneón; Edicson Ruiz, contrabajo; Matan Porat, piano. Obras de Bach, Villa-Lobos, Piazzolla. Sala de cámara del Delibes.
El nivel subió con la versión que Leticia Moreno hizo de la 'Chacona de la partita nº 2'' de Bach, considerada como un tratado de técnica violinista. Leticia construyó desde los primeros cuatro compases la sucesión de sesenta y cuatro variaciones en las que solo una intérprete de su categoría puede atacar combinando sutileza y virtuosismo. Su sonido fue magnífico, expresado con una afinación inmaculada para corresponder a una obra de arquitectura sólida, plagada de imaginación.
En las 'Cuatro estaciones porteñas', de Astor Piazzolla, el bandoneón de Claudio Constantini fue protagonista de una versión en la que la rítmica, se mezcló con los timbres para forjar una armonía urbana que los músicos enlazaron entre sonidos que incluyen golpes en los instrumentos, todo en una conjunción que sorprende, pero mantiene la esencia del tango aumentada por sus acordes mucho más alía de la séptima que han llevado a Piazzolla a las salas de concierto. La ovación fue correspondida con 'Oblivion', en una versión de delicadeza extrema para poner fin a un concierto que justifica por sí solo todo el ciclo.
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