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El chaval que hacía teatro en el colegio San Agustín para vencer la timidez marchó a Londres a formarse en arte dramático y ahora baila, toca y compone sus propios temas. Cautivado por el cancionero tradicional de Castilla y León, se propuso llegar a un ... público no tan tradicional echando mano de sintetizadores, fundiendo sonidos electrónicos con los de dulzainas, cucharas, botellas de anís y panderetas. Dulzaro es el alter ego de Alberto Domínguez (Valladolid, 1994), que este viernes estrena el tema 'Jota de la luna', inspirado en una canto de vendimia vallisoletana recogido por Joaquín Díaz y que va acompañado por un videoclip «grabado como un corto» en Peñaranda de Duero (Burgos), en el que han participado medio centenar de bailarines, músicos, actores y equipo de producción.
–¿Por qué Dulzaro?
–Es un nombre inventado que me sirve para canalizar todas mis inquietudes musicales. Viene de dulzaina, el instrumento más importante que tenemos en Castilla y León. Siempre me interesó la tradición de nuestra comunidad y con los años fui conociendo el repertorio, seguí investigando e incorporando a mis temas jotas, fandangos, charros... y acompañado con la inspiración lorquiana. La música de Castilla y León es la que más me inspira, ahí está mi raíz, es lo que he aprendido a bailar. Concibo los conciertos como un musical donde es importante la ropa que visto, cómo me muevo... todo es arte e intento cuidarlo.
–En sus conciertos mezcla música y teatro.
–Ambas disciplinas van de la mano, son para mí un poco lo mismo porque cuando reinterpreto versos de Lorca, jotas o fandangos estoy actuando. Incluso cuando compones una canción, después tienes que volver a sentirla para cantarla. En la música es donde me siento más vivo, pero el teatro me permite meterme en otras pieles.
–Ha sacado temas sueltos que pertenecen al mundo de Lorca y ahora el 'single' 'Jota de la Luna'.
–Así se denomina la gira que empezamos en marzo en el Teatro Cervantes de Valladolid, un espectáculo inspirado en Lorca pero que al fin y al cabo reivindica la tradición de Castilla y León a través de corridos maragatos, fandangos, charros, jotas... es un viaje por los ritmos de la región. La jota es nuestro ritmo más conocido y que más nos representa.
–¿De dónde viene su apuesta por el folk electrónico?
–De interpretar lo que he ido aprendiendo todos estos años. Me he formado con Vanesa Muela (divulgadora de música tradicional desde Laguna de Duero), voy a jota en la escuela de folclore de Aranda de Duero, estudio dulzaina, soy autodidacta y escucho a Joaquín Díaz. Agapito Marazuela es mi base, ha recopilado casi todo lo que conocemos de dulzaina, letras y repertorio, siempre estoy rebuscando en sus grabaciones e intento, desde la creatividad y mi inquietud artística, reinterpretar la música tradicional respetando sus ritmos. Siempre estoy viendo cómo puedo reformular las cosas.
–¿A qué remite la 'Jota de la Luna'?
–Es una jota de Valladolid que mucha gente conocerá. Procede de un canto de vendimia recogido por Joaquín Díaz y que me ha enseñado Vanesa Muela. Quiero que la gente que no tiene acostumbrado el oído a la música tradicional la escuche fundida con música electrónica, hacerla llegar a un público más amplio, que pueda cantarse en festivales como Sonorama ampliando el abanico de gente que la disfrute.
–¿Puede lo electrónico resucitar el cancionero tradicional?
–Yo creo que lo importante es evolucionar. Todo tiene su momento, la música hay que entenderla en la época en la que se está. Para mí es importante reivindicar lo nuestro utilizando sintetizadores, programas de edición de sonido, procesadores... reinterpretar lo que me ha sido dado o he ido rebuscando yendo a pueblos, escuchando a la gente cantar. Resucitar significa traer algo de como estaba antes al momento actual y no pretendo eso, yo quiero reinterpretar la música que más me inspira en la época en la que vivo y con las herramientas que tengo. Lo electrónico me permite trabajar desde casa, en un camerino, tiene mucho de inmediatez, de plasmar unas ideas muy rápido sin necesidad de irme a un estudio, se puede plasmar una canción al momento.
–¿Qué tiene Lorca para hacerlo tan presente en su repertorio?
–Lorca tenía un mundo propio y fue músico antes que poeta, eso se nota en sus versos. Cuando leo su poesía me vienen a la cabeza melodías porque la métrica que utiliza es muy musical. Con seis años me regalaron un libro suyo de poesía para niños y para mí era una figura misteriosa con la que conectaba de alguna manera. Me siento muy identificado con él; mis pilares son él y Agapito Marazuela. Empecé tocando el piano, luego me he ido formando en guitarra, en percusión y en dulzaina, un instrumento muy duro que requiere muchísimo tiempo y dedicación.
Confía Dulzaro en que 'Jota de la luna' sea el inicio de un disco que está preparando de cara al próximo año. Con este tema y otros de su repertorio girará este verano por Santiago de Compostela, Burgos, Córdoba y Ponferrada, además de varias actuaciones en pueblos de Castilla y León como Fuentesaúco de Fuentidueña (Segovia), en los festivales de Urones de Castroponce y Cuatro Gatos en San Pelayo (Valladolid) y las localidades burgalesas de La Horra, Hoyales de Roa y Guzmán, entre otros lugares.
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